Las dos caras de una misma moneda... y el mismo día.
El pasado 1 de agosto, en vísperas de la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Costa Rica, me tocó hacer una nota para el periódico. Intentando dar con gente que ayudara a romeros de forma desinteresada, me topé con un grupo de iglesias evangélicas que, sorprendentemente, se habían organizado para brindar ayuda física y de información a todos los romeros que la requirieran. Tenían masajistas a disposición y ofrecían café, agua, frescos, sánguches y otras comidas de forma totalmente gratuitos. Y lo que hacía esta actividad aún más increíble es que no estaban haciendo proselitismo religioso.
Cuando terminé de entrevistar a aquella gente salí con mi corazón lleno de felicidad. Me decía: "qué lindo, pese a que no comparten nuestras creencias, esta gente está respetando y no solo eso, sino colaborando con el prójimo, como el Maestro lo enseñaba". Y se los juro que ha sido uno de los gestos ecuménicos más hermosos que he visto en los últimos años.
Tan solo unas cuantas horas más tarde, otro grupo (quisiera creer que eran sectarios fundamentalistas protestantes) repartía propaganda anticatólica a toda aquella persona que se cruzaba donde estaban parados y hasta gritaban "¡¡¡hermanos, no vayan a adorar ídolos, no vayan al infierno!!!".
Es curioso. Como lo comentaba con una compañera del cole (evangélica y excatólica) de todo hay en la viña del Señor. Conozco hermanos no católicos que son una maravilla y todo un ejemplo a seguir. Y en general, con la gente que no comparte mi misma creencia siempre he tenido un trato muy cariñoso y hasta de amistad. Josué, mi único amigo de Turrialba, Carito, Mariano, Luis Carlos y Susana, grandes personas que me acompañaron en mis tres años en el Voca. Pablo Guzmán, expresidente de la Asociación de Comunicación Colectiva... y la lista podría continuar perfectamente. Y por supuesto también existen los que han salido con un domingo 7, pero bueno, nada es perfecto.
¿Para qué describo todo esto? No se trata, como muchos acostumbran a hacer, de juzgar a toda una población solo porque algunos especímenes la denigran. Es evidente que católicos y protestantes no compartimos una misma visión sobre la Madre de Cristo. Eso ya se sabe. Lo que llama la atención no es un asunto de dogmática, sino, el respeto fundamental que debe existir entre una religión y otra, cualquiera que sea su origen.
Simplemente, creo que estas personas que se encargaron de repartir estos volantes no tienen la más mínima idea de lo que significa libertad de culto, ni respeto por la creencia de otros, que a Dios gracias, existe en este país.
Y menos aún, recuerdan aquella misma frase que decía Jesús: "Juzgad, y seréis juzgados con la misma vara y una cuarta más". ¡Qué peligroso es enviar a alguien al infierno, sabiendo que Dios no nos pedirá la cantidad de veces que dijimos "Señor, Señor", sino la cantidad de veces que ayudamos al prójimo que estaba desolado!
En la otra acera, una vez más, reitero mis respetos y mi alegría por aquél grupo de evangélicos que, sin mirar a quién, ayudaron con quienes lo necesitaron, haciendo eco del verdadero mensaje del evangelio, que va más allá de la "adoración de ídolos" (tema que no voy a entrar a discutir acá, porque no quiero causar un debate religioso que no va a decidir absolutamente nada).
Cristianos de todas denominaciones. No en vano decía Cristo: "que todos sean uno para que el Mundo crea". Por algo el mundo aún no cree. Por algo Mahatma Ghandi decía "este Jesús es un gran tipo. Me encantan su filosofía, amo su enseñanza... pero jamás seré cristiano, porque por lo visto a ustedes no les interesa mucho seguir lo que Él decía".
Y para concluir, finalizo con aquella gran frase de aquél gran pastor, el papa bueno, Juan XXIII: "Es mucho más lo que nos une que lo que nos separa". O bien, para hacerlo de un modo más ecuménico, recordemos al gran Dr. Martin Luther King: "Tuve un sueño, donde católicos y protestantes se tendían la mano".
Que así llegue a ser. ¡Amén!
P.D: la nota la pueden encontrar en la siguiente dirección: http://www.nacion.com/ln_ee/2005/agosto/02/pais1.html
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