miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuando la sensatez se manda… a la puta

Para analizar lo ocurrido este 14 de agosto durante la llamada “marcha de las putas”, como buen periodista que trato de ser, me fui a la fuente de la discordia: la homilía del obispo de Cartago, José Francisco Ulloa. Y antes de aclarar la manipulación hecha por La Nación de sus palabras, déjenme decirles que yo no soy ningún fan de Ulloa. Es más, para serles sincero, me parece el peor pastor de todos los que dirigen las diferentes diócesis de Costa Rica. De hecho, es evidente lo mucho que es cercano al partido en el gobierno (que lo llevó a ni siquiera dudar para nominar a Laura Chinchilla como “hija predilecta” de la Virgen de los Ángeles, algo que va contra toda teología católica y contra el ánimo político de neutralidad que se supone debería tener un obispo… además, como si la Virgen tuviera hijos más queridos que otros. Oh estupidez).

Ulloa no es ningún gurú y está lejísimos de ser el clérigo más inteligente del catolicismo tico. Pero en honor a la verdad, de su homilía (hacer clic para leerla completa) en ningún lado se desprende la frase tan publicada por La Nación, pidiendo recato a las mujeres para vestir, algo que en Twitter se podría “taguear” como #peladadelamarchadelasputas. Haciendo un simple Control + F y poniendo la palabra “recato” y luego otra búsqueda con la palabra “mujer” uno se da cuenta que solo existen dos párrafos en que hay una alusión al tema, los cuales copio y pego aquí. Este es el primero:

“Los apóstoles Pedro y Pablo, recomendaban a los cristianos la forma de vestir acorde a su fe: “Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas: peinados rebuscados, joyas de oro, trajes elegantes; sino en lo íntimo y oculto: en la modestia y serenidad de un espíritu  incorruptible. Eso es lo que tiene valor a los ojos de Dios. Así se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios”.(1Pe 3,3-5). “Asimismo que las mujeres se arreglen decentemente, se adornen con modestia y pudor, no con peinados rebuscados, con oro y perlas, con vestidos lujosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que se profesan religiosas” (1Tim 2, 9-10). Esta ha sido la tradición de la Iglesia. El vestido ha de expresar el pudor, la naturalidad, la sobriedad, el recato y la dignidad de los miembros de Cristo”.

Y sí que hay una mención a que las mujeres se vistan con “modestia y pudor”… pero ¡oh sorpresa! ¡No es Ulloa el autor! ¡Es San Pablo en su primera carta a Timoteo! O el periodista que redactó la nota estaba en otra cosa (posiblemente) o quería usar el morbo para darle al La Nación más ventas al día siguiente (todavía más posible aún) y manipuló la información. Si esta fue la frase que cayó tan mal a cierta parte del sector más liberal de nuestro país, entonces el pleito no es ni siquiera contra Ulloa, sino contra el propio San Pablo. Les hubiera propuesto entonces que en lugar de marchar hasta la Catedral y gritar consignas contra la Iglesia, mejor hubieran hecho una quema de las Cartas de San Pablo en el Parque Central, para mostrarle al apóstol cuánto desagrado les causa ese tipo de pensamientos con ya casi 2000 años de antigüedad… y así de paso se echan encima no solo a los católicos sino a toda la cristiandad (les aseguro que las sectas pentecostales fanáticas no hubieran sido tan benevolentes como mis compañeros de fe)

Ahora bien, Ulloa abajo complementa diciendo que “el vestido ha de expresar el pudor, la naturalidad, la sobriedad, EL RECATO (¡hasta que aparece la palabrita!) y la dignidad de los miembros de Cristo”. Perdonen ustedes pero… ¿dónde putas (¡ups!, perdón por el empleo tan poco digno de la palabra) se menciona a la mujer como blanco de ese comentario? Solo se hace alusión a “los miembros de Cristo”, o sea, la Iglesia en su conjunto. Y aunque reconozco que las mujeres son mayoría en el catolicismo practicante, también dentro del llamado se incluye a los hombres. Entonces, ¿por qué brincar, si el suelo está parejo?

Ah bueno, cierto, falta el segundo párrafo donde se hace mención al polémico tema. Voy ahí…

Hoy se está apreciando mucho el valor de la castidad y se busca como promover el pudor en medio de un mundo afeado por el erotismo  y la pornografía  que está enfermando y ensuciando muchas mentes y dejando vacíos a muchos corazones del verdadero y auténtico amor. Podemos afirmar que cuando falta el pudor en una persona, se deshumaniza, porque pierde su intimidad y su individualidad personal y tiene el riesgo de ser tratada como una cosa, es el caso de la publicidad, sobre todo cuando se refiere a la mujer. Se ha de tener muy claro que la persona no es sólo sexo, ella es persona integral y el sexo le pertenece como un don, que tiene que manejarlo en la dimensión del amor, de la fidelidad y de la fecundidad. En este sentido, la virtud de la castidad y su salvaguarda el pudor no es un “NO” a los placeres y a la alegría de la vida, sino el gran “SI” al amor como comunicación profunda entre las personas, que exige  tiempo y respeto para disfrutar el amor que hace felices a las personas, según el plan de Dios como nos lo enseña  la Virgen María, Madre del amor hermoso”.

“La pérdida de pudor deshumaniza la persona”… y la única mención que hace Ulloa de la mujer esta vez es cuando se refiere al trato que le da la publicidad (y yo agregaría a los medios audiovisuales), que en muchas ocasiones la considera como un objeto de venta… Entonces bien, vamos a ver la contradicción: ¿no son las mismas feministas a ultranza las primeras que reclaman cuando existe una mujer semi desnuda que presenta un producto o un programa? ¿No son ellas las que pegan el grito al cielo por considerar a la mujer como una atractiva y barata forma de que las empresas obtienen ganancias? Perdónenme pero a mí esto sí me parece una seria incongruencia. Por un lado se rasgan las vestiduras hasta por los concursos de belleza y por otro lado atacan el que la Iglesia critique el uso de la mujer como objeto sexual. Entonces ¿en qué quedamos? ¿A quién defienden los participantes en la marcha de las putas? Y lo pregunto así, con este enfoque, porque es la única parte en toda la homilía en que Ulloa hace una relación entre mujer y pudor.

Claro, la respuesta cae por sí sola: de toda la gente que gritó improperios e insultó la fe de muchos católicos practicantes el domingo, estoy casi seguro que ninguno se detuvo a leer con cuidado la homilía y. mucho menos los imagino escuchándola en vivo… no creo que el anticatolicismo costarricense sea tan sagaz como para sentarse a ver la misa completa del 2 de Agosto y estar atentos al momento en que la Iglesia mete las patas … esa tarea se la dejan a la prensa sensacionalista, que después también vende con escándalos, exageraciones y la falta de profesionalismo de sus periodistas… pero bueno, a esto los medios nacionales nos tienen más que acostumbrados y en especial ese periódico que queda en Llorente. Y de hecho, tanta fue la influencia de esa nota de La Nación para la marcha, que en el propio comunicado de prensa de quienes la organizaban, difundido esta vez en la revista “Paquidermo”, tiene el link de la homilía de Ulloa hacia la mencionada noticia y nunca hacia su texto original. Lo que más gracia hace es que este tipo de grupos son los que pasan criticando a La Nación en otros temas por manipuladora, “facista”, controladora del poder hegemónico y falseadora de la verdad… pero parece que aquella frase “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” aquí encaja muy bien y que si de ataques a la Iglesia se trata, entonces La Nación pasa a ser un documento legitimadísimo.

Ahora, lo que a uno le da tristeza de Ulloa es haber centrado tanto su homilía en el tema del pudor, habiendo tantos problemas serios qué tocar en el ámbito nacional y sabiendo que es el 2 de agosto el día por excelencia en que la Iglesia puede lanzar un mensaje, una posición fuerte a las autoridades políticas nacionales… digo, me parece que la inseguridad ciudadana, la creciente corrupción, la ineficiencia estatal (yo que él hasta una crítica de la platina hubiera hecho), la pérdida en la lucha contra el narcotráfico… en fin, tantos temas que urgen y que fueron ninguneados… pero bueno, quienes conocemos a los obispos sabemos que de Ulloa no se puede esperar mucho.

La marcha…

Una vez aclarado lo ocurrido el lunes 2 de agosto, vamos a analizar la marcha del domingo 14. Exacerbado por una desinformación anteriormente comprobada, un grupo de costarricenses (hombres y mujeres) decide que la Iglesia no es quién para decirle a las mujeres en general cómo vestirse (hasta ahí yo, desinformadamente, hubiera estado de acuerdo).

Se organiza una marcha en defensa de la mujer. ¡Qué bien! No es posible que en Costa Rica los femicidios sigan ocurriendo y que las leyes sigan tan débiles como para dejarlos pasar, que en las familias, escuelas y colegios a los niños y jóvenes no se les enseñe a proteger y respetar un “NO” de las chiquillas, que existan tantos hogares jefeados por una mujer que fue abandonada por un tipo cobarde que, muy macho, la dejó embarazada y salió corriendo lejos de su responsabilidad. Que no es admisible que en Costa Rica un hombre gane más que una mujer solo por su género o que existan mayores posibilidades de crecimiento profesional para el grupo masculino que el femenino… en fin, tantas razones nobles y urgentes para protestar públicamente, para que la mujer deje de ser víctima de una sociedad machista e insensible a sus problemas… pero ¡ah no! Más importante hacer berrinche por una frase que nunca se dijo sobre algo tan poco importante como la vestimenta de la mujer, si lo comparamos con los temas que vengo de mencionar.

Ese fue el primer error de la marcha. Desaprovechar una convocatoria protestando por un tema realmente intrascendente. Más valía entonces hacer una convocatoria anticatólica para demostrar cuánto odio tienen los extremistas – feministas contra el catolicismo. Era mejor idea entonar cantos inquisidores (literalmente), haciendo un llamado a quemar a la Iglesia, mofándose de la fe de cientos de miles de romeros que van cada 1 de agosto hasta la Basílica de los Ángeles. Era más constructivo hacer felaciones públicas, salir con las tetas al aire mordiendo un rosario, llamar una vez más pedófilos a todos los curas, una horrible e injusta generalización, porque la mayoría de sacerdotes son gente de bien, trabajadora, humilde y entregada por una causa muy justa, independientemente del credo que uno profese. Y aunque existan casos innegables y dolorosos de curas pedófilos, los cuáles la Iglesia debe corregir con todo el peso de su canon romano, los curas que han abusado niños están lejos de ser siquiera un número significativo, tomando en cuenta a la totalidad. En resumen, era más urgente mostrar todo el odio que presentar causas de verdadera agresión contra la mujer. Una muestra de lo que un grupo extremista es capaz de hacer, si se le deja.

Aún si Ulloa hubiese dicho que las mujeres costarricenses “deben vestir con recato”, eso no hubiera justificado jamás los insultos, las burlas, las malacrianzas y la falta de respeto que ese grupo de fanáticos y alborotadores tuvieron esa mañana de domingo frente a la Catedral Metropolitana. La tolerancia que tanto reclaman de la Iglesia les quedó corta, muy corta, tanto o más como sus enaguas putescas.

Ahora, otra pregunta ya refiriéndose a las implicadas en la vida real, las que trabajan vendiendo su cuerpo para mantener a su familia, la mayoría de ellas, supongo, empujadas por una necesidad y un entorno que las lleva a tomar la decisión de trabajar como prostitutas. Yo me preguntaba ese día: ¿cuántos asistentes a la marcha conversarían alguna vez con una verdadera puta sobre su estilo de vida? ¿Cuántos se preocuparon por sus problemas, por saber por qué llegaron ahí, si se sienten satisfechas y realizadas con su trabajo? ¿Cuántos se preocuparán por su salud, por los abusos económicos, sociales y hasta sexuales que, casi sin duda, sufren día a día? Es muy fácil buscar una excusa para llamar la atención de la prensa (más si es domingo), sirviéndose además de una franquicia (sluts) para hacer algo diferente y sentirse muy rebeldes, pero qué difícil confrontar una realidad de la que se sirven para “rebelarse” y atacar sin razón.

Finalmente, ¿y qué si Ulloa hubiese dicho lo que se publicó? ¿No era un mensaje dirigido en una misa al pueblo católico costarricense? Quienes no son católicos (católicas, en este caso), no tenían por qué sentirse aludidas. Digo, yo no voy a indignarme porque el musulmán que dirige el culto de la mezquita diga que en Francia todos los que no ayunan durante el Ramadán son unos malditos impuros. Él puede decir lo que quiera, a mi me vale. Yo NO SOY MUSULMÁN. Así como me importa poco si soy pecador para los mormones por tomar café (de por sí, solo le entro al capuchino), si los hindúes creen que reencarnaré en cucaracha por comer carne de vaca o si no llegaré al máximo estado de iluminación budista por no ser vegetariano. Si yo no pertenezco al grupo al cual lanza X mensaje, por qué me voy a ofender. Y en cuanto a las mujeres católicas, si realmente lo son, sabrán que A MISA no se va con “culifaldas” ni con escotes pronunciados, o con pantalones a medio culo y gorras en el caso de los hombres; así como a la playa tampoco se llega con esmoquin y vestido de gala. Cada sitio tiene sus ciertas normas sociales y en el caso de la religión (de cualquier religión) si uno va a ingresar a su lugar de culto debe acatar las reglas que éste tiene para sí. Y si a uno no le gusta, pues me parece que mejor no va, para no amargarse la vida y no faltarle el respeto a los demás que consideran una vestimenta pudorosa como indispensable.

En conclusión, protestar por protestar es muy fácil. Y por insensata que a este servidor le parezca una protesta, yo tengo claro que en una sociedad democrática TODOS (Iglesia incluida) tenemos TODO el derecho de expresar nuestras opiniones sobre cualquier tema. A nadie se le puede ni se le debe callar. De hecho, para estos temas, siempre hago mía la famosa frase del más conocido filósofo francés: François Marie Arouet (o para hacerlo más simple, Voltaire…) “No estoy acuerdo con su opinión, pero daría mi vida por su derecho a expresarla”. Pero eso sí, me dan asco los fanatismos, vengan de donde vengan (sí, incluso de la misma Iglesia Católica) y si tengo algún repudio a ultranza es contra los extremistas de todo ámbito, a quienes metería en una cápsula espacial y los mandaría en una misión de la NASA para saber si de verdad el centro del sol es de hidrógeno y helio…

En resumen, el odio no lleva a ningún lado… o sí, solo a la violencia. No imagino lo que una marcha así hubiera provocado en un país musulmán (además de muertos). Como djo @ohlademocracia en twitter: “Iglesia Católica = blanco fácil”. Es muy cierto. Nada tan “cool” como irle a alegar a la iglesia su machismo (que no niego que tenga) y su atraso (que también adolece). Pero me gustaría ver ese tipo de marchas y con más ahínco frente a Casa Presidencial o la Asamblea Legislativa por temas mucho más importantes. Me agradaría que esas que se dicen feministas impulsaran campañas contra todos los productos que usan una mujer semidesnuda para atraer ventas o que se pronuncien sobre la desprotección de las prostitutas… pero creo que eso es demasiado complicado para ellas.

La próxima, estimados participantes de la marcha, más cerebro y menos bilis. Que en esta vida para atacar al enemigo (que es evidente que para ustedes es la Iglesia Católica) hay que tener sangre fría y un poco de neuronas… José María Villalta, del Frente Amplio, puede darles algunos consejos de su reciente experiencia denunciando a Arias… 

Por último y tal como me gusta hacerlo, los dejo con una excelente canción de Martín Valverde (sorry la majadería, soy fan de las canciones del mae... ¿y qué?). "Fuiste hecha mujer". Me parece una oda a la mujer desde el Evangelio. Después de todo, ¿qué sería de la Iglesia sin las mujeres? Hace rato hubiera desaparecido.