jueves, 17 de noviembre de 2011

Un regreso "(im)previsto"


Lo más divertido es que en mi post anterior casi que me despedía de Costa Rica... y ahora le digo “au revoir!” Francia. Dans cette vie il n'y a rien de définitif !

Otra vez me encuentro en un tren... otra vez (quizá la última en un buen rato) escribiendo un post para explicarme. Se me hace raro escribir estas líneas sabiendo que hace poco menos de tres meses estaba feliz de la vida porque me habían aceptado en el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL) de La Sorbonne Nouvelle – Paris 3.

Edificio de mi brete...
¿A quién se le puede ocurrir dejar la oportunidad de vivir en Francia, con un pseudo salario (al menos hasta junio) en una excelente radio y en una universidad reconocida al rededor del mundo? Más aún: ¿quién piensa en dejar ir un sueño cuando todo está relativamente bien y las condiciones al menos por ahora son buenas? Pues a mí, al mismo que hace tres años se le ocurrió la locura de dejar Costa Rica para venir a probar suerte a tierras francesas para cumplir un anhelo de toda la vida.

No ha sido una decisión fácil. Ustedes no se imaginan cuántas mañanas me levanté debatiéndome a mí mismo sobre qué convenía más. De hecho, hoy por hoy y para ser muy honesto, tampoco es que esté 100% seguro que volver sea la mejor opción... Medí cada punto, le saqué los pro y los contra y finalmente llegó la hora de tomar una decisión. Se la ofrecí muchísimo a Dios, se la puse en sus manos y le dije que si tomaba un camino que no estuviera acorde con Su voluntad sería completamente Su culpa por no impedirlo... así que confiando en Él espero que esto sea lo que Él quiere y no lo que yo quise...

Muy honestamente sigo con la interrogante de a qué vine a Europa. Está claro que personal y profesionalmente es una experiencia única, que me ayudó a crecer un montón como persona. El conjunto de tragedias, vacilones, congojas, sorpresas y emociones no me las quitará nadie. Tampoco el valerme por mí mismo, desde pagar impuestos, resolver asuntos sanitarios, matar pulgas (¡literalmente!) y enfrentar a mi amiga la soledad. Ya no soy el mismo y eso lo tengo clarísimo. Me asusta un poco el luchar contra la realidad que dejé, el quitarle la pausa a la película que estaba viendo, luego de finalizar esta. Me “da cosa” porque ya no la voy a ver de la misma manera. En mi casa posiblemente no me voy a sentir igual que antes, con mis amigos (los realmente pocos que sigo considerando amigos, porque la mayoría simplemente desapareció con mi partida) probablemente habrá diferencias al analizar las cosas. Esto significará un antes y un después ineludible... y bueno, ni qué decir de Costa Rica como país... si antes estaba descontento y no conocía la mentalidad de un país desarrollado, ahora peor. La adaptación y la aceptación a mi “nueva vida” será sin duda lo más duro de todo este asunto.

Ahora, LA pregunta: ¿por qué o para qué me devuelvo? Después de mucho analizarlo, como contaba arriba, tengo varias razones de peso que les expongo a continuación.
  1. “El amor es insustiuible”.
Esta fue la frase que marcó mi punto de quiebre. Fue con ella que me dí cuenta que no podía seguir sin dar ni recibir amor. Me vale un carajo que le suene cursi a quien sea. Es la pura y llana realidad. Parafraseando a mi Tocayo el Grande: “Si no tengo amor, nada soy”. Es lo mismo. Nada tan triste y gris como una vida sin tener alguien a quién amar. Y las grandes culpables de que yo descubriera esto fueron mi hermana y mi tía. En su visita a París, a finales de agosto de este año, me volví a sentir amado por mi familia, un sentimiento que ya se me hacía lejano, no porque ellos no me quisieran, sino porque hace falta ese contacto físico. El chinear a mi hermana, después de tanto tiempo de no hacerlo ni sentirlo, fue como si alguien le diera un mazazo a mi corazón endurecido por las circunstancias y por la soledad. Se rompió totalmente. De pronto me dí cuenta de lo mucho que significa mi familia para mí, de la exagerada falta que me hacía y de lo básicos que son ellos para mí. Ese factor, más mis verdaderos y buenos amigos, que siempre estuvieron ahí apoyándome, que nunca me dejaron de lado a pesar del tiempo y la distancia, continuaron la faena (ni hace falta nombrarlos, ellos saben quiénes son). Y finalmente, otra pequeña razón que me reservo, pero que tal vez cuente algún día, terminó de hacer que el árbol de mi orgullo, que parecía firme, se derrumbara.

Iglesia de La Agonía, el único edificio que sí me abraza!
Como me dijo el amigo de una amiga tica parisina “los edificios no te abrazan”. Y por más “glamuroso” que sea vivir en París (como diría un ministro por ahí), por más Torre Eiffel iluminada, ella no te dice “bon soir”, ni los Champs Elysées adornados para Navidad, ni la pirámide del Louvre en noche de verano, ni los jardines de Versalles o de los Inválidos, ni la grandiosidad de Notre Dame o majestuosidad de la Basílica de Saint-Denis, lo cierto es que nada de eso compensa el calor de la hoguera que dio a luz la palabra “hogar”. Nada nuevo este descubrimiento. Lo viví en mi propia piel desde el primer “mercado de Navidad” en Estrasburgo, en diciembre del 2009. Todo muy bonito, muy festivo, pero sin familia, sin nadie con quién compartirlo, termina siendo vacío y hasta banal. Dios me permitió sentir la ausencia de mis seres queridos para valorarlos aún más. Ahora amo mejor, eso no me queda duda, los valoro más que antes y sabré darme mejor a ellos de lo que antes lo hacía. Y creo que comienzo a descubrir que si Dios me trajo a Francia solo para eso, pues bien habrá valido la pena el billete y el desgaste.
  1. Una situación “franco - crítica”
Se me hace muy claro que, ligado a lo anterior, diferente hubiera sido todo si una francesilla hubiera flechado mi corazón, pero esto nunca estuvo ni siquiera a punto de pasar. La soledad que viví aquí en Francia pasó también por el hecho de no tener nada que me atara. No voy a decir que no hice amigos, por supuesto que sí. Conocí gente MUY VALIOSA a quien ansiaré volver a ver, ya sea de visita en Costa Rica o de regreso en este país. Personas que me ayudaron, que confortaron e hicieron las veces de mi familia. Sin ellos jamás hubiera logrado permanecer aquí los tres años que estuve. Dios nunca me abandonó y utilizó instrumentos en Grenoble, Estrasburgo y París para darme fuerzas y seguir adelante. A ellos les agradezco en el alma... pero por motivos lógicos, jamás logran reemplazar a quienes en Costa Rica dejé.

El "ya no muy querido" Sarko
Todo eso, aunado a que en estos últimos meses compartí apartamento con una chavala no muy simpática y algo sucia, creó en mí una crisis interna que llegó al desaliento. Pero no solo eso, hay que sumar el hecho de que, si bien en Radio Francia Internacional me sentía muy bien y es para mí casi una familia, la situación laboral no está para nada segura. Mi misma jefa dijo “Pablo, si tienes una oportunidad clara en Costa Rica, mejor vete antes de que sea tarde”. Para los que hemos estado por este lado del Atlántico estos últimos meses no es sorpresa: la crisis está acabando poco a poco con la Europa que conocemos. Las medidas económicas de rigurosidad en el gasto están afectando el sistema solidario, la posibilidad de encontrar un empleo y por supuesto, el asegurarse un futuro promisorio. En la radio había seguridad de seguir colaborando hasta junio... después ni idea. En Francia ya el gobierno de Sarkozy anunciaba hace una semana la aplicación de estrategias de recorte presupuestario para evitar entrar dentro del poco honroso club de los países de la deuda y en Europa bueno... ya ustedes vieron de hasta adónde es capaz de llegar la amenaza de una recesión: dos primeros ministros fuera, de los cuales uno, Berlusconi, no había dimitido ni por escándalos pedofílicos ni por corrupción estatal.


En resumen, esto hizo que mi futuro a nivel profesional se vea más claro en Costa Rica que en Francia o en cualquier país de Europa. El que se vea más claro no quiere decir que sea mejor, eso es obvio. Pero también ya me cansé de la aventura, de jugar de mochilero de vida con mis casi 29 años. Ya es hora de poner la bola en el zacate y analizar bien el próximo pase a profundidad que haré... y por eso me devuelvo.
  1. La universidad... ¡no más!

El desgaste que me provocaron los horarios de trabajo y de universidad fue enorme. Rápidamente me dí cuenta que si no paraba, simplemente me iba a dar un derrame o algo por el estilo. Salir de la Maison de la Radio (la sede de RFI) a las 2 ó 2:30am, llegar al apartamento a las 3, bañarme y acostarme a las 3:30 y dormirme a las 4am para levantarme a las 6:45am y estar en la U a las 8am resultó no ser muy atractivo. Y no es que no me estuviera gustando lo que hacía en la universidad, ¡al contrario! Es súper interesante. Pero el problema es que después de prácticamente diez años de estar metido en aulas y hacer exámenes y exposiciones... eso termina siendo algo bastante monótono, a lo cual hay que agregarle la imposición francesa de su estructura mental para explicar un conocimiento (mejor conocido como plan detaillé, que quienes han tenido algún contacto con esta cultura conocerán), algo así como partir un tema en tres partes que a su vez es subdividida en otras tres partes. En resumen, todo un teorema que a mis casi tres décadas ya se me hace pesado de integrar. La universidad fue promisoria, sí, pero no lo suficientemente atractiva como para amarla y darme por completo a ella. Hice algunas lecturas mal hechas, un par de exposiciones y listo. Para terminarla de hacer, profesores que pasaban lista, tomaban nota de las llegadas tardías y peor aún, de las participaciones en clase... no, yo ya no estoy para esas vainas.

Lo que me hará falta


Algo de lo que estoy muy seguro es que, así como tuve “mal de familia”, “mal de Alajuela” y en ciertos momentos “mal de patria”, a mi regreso también tendré “mal de Francia”. Hay cosas que definitivamente voy a extrañar, empezando por el hecho de caminar solitario en las madrugadas, con la completa seguridad de que nada malo va a pasarme. La tranquilidad de no ser asaltado en Francia es una razón que pesó mucho en los puntos “para querer quedarme” y “para no querer volver”. Me hará mucha falta sacar mi computadora o celular en cualquier parte para trabajar, revisar correo o estudiar. Y estoy seguro, me dará cólera el no poder disfrutar del derecho de usar mis cosas, que con mi dinero ganado con mucho esfuerzo compré, solo por el temor de que a alguien más le gusten y se las quiera dejar o vender para conseguir droga.




Otra cosa que sin duda echaré de menos es el metro o los tranvías... los trenes en general. De adelanto se que tendré que comprarme un carrito no dentro de mucho tiempo, porque si no en Costa Rica será imposible moverme con tranquilidad y agilidad. En París u otras ciudades grandes francesas tener carro es un lujo para la gente que le gusta salir a lugares alejados; aquí perfectamente uno podría pasar la vida sin manejar, porque el transporte público es muy eficiente. Sinceramente, ¡qué pereza volver a pasar las presas de La Platina! (así, con mayúsculas, porque casi que es un personaje y una parodia de la realidad nacional). ¡Qué aburrido tener que “chuparme” el tráfico de San José, los pitos de gente que cree que su bocina va a resolver un embotellamiento! La basura en las calles por todo lado, la gente que no camina y más bien estorba en las aceras, el humo de los carros que hacen chorizos evidentes con Riteve... en fin, esas cosillas que tenemos y que nos hacen subdesarrollados todos los días.


De lo que sí me ha hecho falta: naturaleza y playa.
Y por último, pero no menos importante: ¡qué pereza enfrentarme con un país que no solo no avanza, sino que más bien retrocede! Más desigualdad, más pobres y pobreza, un gobierno perdido en un atolladero de lo que yo llamaría casi “un pleito de mafias”, una oposición que ni sabe para dónde va, alianzas quebradizas armadas al calor de una coyuntura política y un señor vicepresidente que ha hecho todo el “lobby” posible para que Costa Rica no admita a Palestina como Estado (siendo nosotros los primeros que lo hicimos y de lo poco que reconozco bien del Capitán anterior que decidió hundir el barco para quedar él en la punta, como el Titanic, aunque todo el resto se fuera al mar). ¡Qué pereza leer o ver los mismos medios de comunicación que me hacen avergonzarme de mi profesión, periódicos y noticiarios mercaderes de la noticia, que hacen con ella cualquier cosa menos ponerla al servicio de la ciudadanía, que se venden al mejor postor con tal de incrementar su pauta publicitaria! De hecho espero hacer periodismo de una forma decente, y si no puedo, prefiero mantener mi dignidad intacta y dedicarme a dar clases de francés o a vender copos en el Parque de los Mangos. Estoy harto del servilismo que hay que hacerle a algunas empresas de la comunicación, que consideran a sus periodistas como trabajadores de maquila: con una gran carga laboral y encima, mal pagados. Y el Colegio de Periodistas: si te vi, ni me acuerdo. Por eso no volví a pagar una sola cuota y ya de fijo estoy más que moroso y en la lista negra. De por sí, para lo que sirve, mejor me sigo quedando afuera...




Prometo volver y no perder mi libertad de expresión, algo que conseguí en Francia y que no volveré a dejar ir jamás. No voy a luchar por Costa Rica, porque ese país ha demostrado en repetidas ocasiones que no quiere que nadie luche por él, que es feliz hundiéndose (el campeón mundial en esa disciplina). Voy por mi alegría y la de los que me rodean, a sabiendas de que será imposible tener una satisfacción decente con el atraso que tenemos en tantos campos, pero principalmente, en nuestra actitud mediocre, individualista y “chiquitica”.


Tres inviernos, tres primaveras, tres veranos y tres otoños franceses después, me vuelvo a lo que dejé. Todo será diferente, porque todo habrá cambiado. Yo también. Pero sigo confiando en Dios, que hace posible lo que para uno es imposible o muy difícil. Él me saco de allá, Él me trajo acá y Él sabrá qué hacer conmigo a mi vuelta. Vuelvo master, vuelvo más experimentado, vuelvo más maduro... pero sobre todo, vuelvo más humano y es lo que más me alegra. Este fue posiblemente mi último post en Francia. ¡Mi gente: allá voy!  

sábado, 17 de septiembre de 2011

La llama de mi esperanza sigue flamante

Mucho me costó llegar hasta donde estoy para devolverme tan fácilmente. Con esa premisa juré hacer todo el esfuerzo posible porque mi sueño fuera aún posible. Dios me ayudó, obviamente, solo no puedo.

Hoy estoy feliz pero a la vez nostálgico. Feliz porque tengo dos años más para cumplir mi objetivo de ser periodista en Francia, tener un trabajo fijo aquí y hacer vida en este país. Pero tampoco me engaño: se bien que esto puede significar el definitivo adiós a una vida en Costa Rica y eso por supuesto que me afecta. Si ya estos dos años y 8 meses que tengo de estar fuera me golpean y hacen sentirme extraño ante los nuevos eventos que pasan en mi familia y entre mis amigos, solo imagínense lo que puede pasar tras 4 años y algunos meses... si no es que más.

Se que en estos próximos dos años pueden pasar muchas cosas: desde que encuentre finalmente el ansiado trabajo o incluso que una francesa o europea fleche mi corazón y termine casándome… (Ni está previsto siquiera, pero está dentro de la tómbola de las posibilidades de este soltero de 28 años).

Lo curioso e irónico es que la noticia me llegó la mañana del 15 de setiembre… como si Dios me quisiera decir que llegó la hora de la independencia también para mí (o al menos lo interpreté así). En los últimos días, para ser sincero, tuve la fuerte tentación de dejar esto hasta aquí. La reciente visita de mi hermana y mi tía se me juntó con el estreno de la película “El Regreso” en los cines ticos: su argumento y su crítica la relacioné mucho con lo que me pasa en este momento. Es imposible dejar de amar al país, por más mal que ande y por mucho tiempo que uno esté afuera. La razón es sencilla: ahí está tu sangre, la gente que te vio nacer y crecer, los amigos con los que compartiste tantas alegrías y una que otra lágrima. Las montañas que te protegieron, el mar que te relajó, los volcanes que te sorprendieron… y una historia de la que te sentís orgulloso, una historia, desgraciadamente, ya lejana.


Pero ¿cómo no podría estar contento? Se trata de una maestría en La Sorbonne Nouvelle, también conocida como Paris 3, en el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL, por sus siglas en francés). ¡Seré, si Dios lo tiene a bien, politólogo especializado en Latinoamérica! Las ciencias políticas siempre fueron mi segunda opción después del periodismo. Y el haber estado trabajando este último año en Radio Francia Internacional me ha abierto mis perspectivas sobre la política latinoamericana. La radio, por sí sola, ha sido una escuela donde he podido aprender de primera mano sobre lo que pasa en Argentina, Chile, Perú, España, Ecuador, Venezuela, Colombia, Cuba y México (países de origen de mis compañeros de la radio). Además, el hacer reportajes de la actualidad en toda la región ha sido sin duda un gran aporte.

Así que otra aventura estará apunto de empezar. El próximo reto será encontrar un trabajo que me permita estudiar y vivir al mismo tiempo, pero confío en que si Dios me abrió las puertas hasta donde estoy, como dice Su Palabra, Él será fiel en concluir en mí la obra que un día empezó. Si sigo es con Él y será hasta donde Él quiera. Por ahora, el reto sigue y no me detendré hasta que llegue a mi destino… o hasta que el camino me indique un retorno a casa.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuando la sensatez se manda… a la puta

Para analizar lo ocurrido este 14 de agosto durante la llamada “marcha de las putas”, como buen periodista que trato de ser, me fui a la fuente de la discordia: la homilía del obispo de Cartago, José Francisco Ulloa. Y antes de aclarar la manipulación hecha por La Nación de sus palabras, déjenme decirles que yo no soy ningún fan de Ulloa. Es más, para serles sincero, me parece el peor pastor de todos los que dirigen las diferentes diócesis de Costa Rica. De hecho, es evidente lo mucho que es cercano al partido en el gobierno (que lo llevó a ni siquiera dudar para nominar a Laura Chinchilla como “hija predilecta” de la Virgen de los Ángeles, algo que va contra toda teología católica y contra el ánimo político de neutralidad que se supone debería tener un obispo… además, como si la Virgen tuviera hijos más queridos que otros. Oh estupidez).

Ulloa no es ningún gurú y está lejísimos de ser el clérigo más inteligente del catolicismo tico. Pero en honor a la verdad, de su homilía (hacer clic para leerla completa) en ningún lado se desprende la frase tan publicada por La Nación, pidiendo recato a las mujeres para vestir, algo que en Twitter se podría “taguear” como #peladadelamarchadelasputas. Haciendo un simple Control + F y poniendo la palabra “recato” y luego otra búsqueda con la palabra “mujer” uno se da cuenta que solo existen dos párrafos en que hay una alusión al tema, los cuales copio y pego aquí. Este es el primero:

“Los apóstoles Pedro y Pablo, recomendaban a los cristianos la forma de vestir acorde a su fe: “Que el adorno de ustedes no consista en cosas externas: peinados rebuscados, joyas de oro, trajes elegantes; sino en lo íntimo y oculto: en la modestia y serenidad de un espíritu  incorruptible. Eso es lo que tiene valor a los ojos de Dios. Así se adornaban en otros tiempos las santas mujeres que esperaban en Dios”.(1Pe 3,3-5). “Asimismo que las mujeres se arreglen decentemente, se adornen con modestia y pudor, no con peinados rebuscados, con oro y perlas, con vestidos lujosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que se profesan religiosas” (1Tim 2, 9-10). Esta ha sido la tradición de la Iglesia. El vestido ha de expresar el pudor, la naturalidad, la sobriedad, el recato y la dignidad de los miembros de Cristo”.

Y sí que hay una mención a que las mujeres se vistan con “modestia y pudor”… pero ¡oh sorpresa! ¡No es Ulloa el autor! ¡Es San Pablo en su primera carta a Timoteo! O el periodista que redactó la nota estaba en otra cosa (posiblemente) o quería usar el morbo para darle al La Nación más ventas al día siguiente (todavía más posible aún) y manipuló la información. Si esta fue la frase que cayó tan mal a cierta parte del sector más liberal de nuestro país, entonces el pleito no es ni siquiera contra Ulloa, sino contra el propio San Pablo. Les hubiera propuesto entonces que en lugar de marchar hasta la Catedral y gritar consignas contra la Iglesia, mejor hubieran hecho una quema de las Cartas de San Pablo en el Parque Central, para mostrarle al apóstol cuánto desagrado les causa ese tipo de pensamientos con ya casi 2000 años de antigüedad… y así de paso se echan encima no solo a los católicos sino a toda la cristiandad (les aseguro que las sectas pentecostales fanáticas no hubieran sido tan benevolentes como mis compañeros de fe)

Ahora bien, Ulloa abajo complementa diciendo que “el vestido ha de expresar el pudor, la naturalidad, la sobriedad, EL RECATO (¡hasta que aparece la palabrita!) y la dignidad de los miembros de Cristo”. Perdonen ustedes pero… ¿dónde putas (¡ups!, perdón por el empleo tan poco digno de la palabra) se menciona a la mujer como blanco de ese comentario? Solo se hace alusión a “los miembros de Cristo”, o sea, la Iglesia en su conjunto. Y aunque reconozco que las mujeres son mayoría en el catolicismo practicante, también dentro del llamado se incluye a los hombres. Entonces, ¿por qué brincar, si el suelo está parejo?

Ah bueno, cierto, falta el segundo párrafo donde se hace mención al polémico tema. Voy ahí…

Hoy se está apreciando mucho el valor de la castidad y se busca como promover el pudor en medio de un mundo afeado por el erotismo  y la pornografía  que está enfermando y ensuciando muchas mentes y dejando vacíos a muchos corazones del verdadero y auténtico amor. Podemos afirmar que cuando falta el pudor en una persona, se deshumaniza, porque pierde su intimidad y su individualidad personal y tiene el riesgo de ser tratada como una cosa, es el caso de la publicidad, sobre todo cuando se refiere a la mujer. Se ha de tener muy claro que la persona no es sólo sexo, ella es persona integral y el sexo le pertenece como un don, que tiene que manejarlo en la dimensión del amor, de la fidelidad y de la fecundidad. En este sentido, la virtud de la castidad y su salvaguarda el pudor no es un “NO” a los placeres y a la alegría de la vida, sino el gran “SI” al amor como comunicación profunda entre las personas, que exige  tiempo y respeto para disfrutar el amor que hace felices a las personas, según el plan de Dios como nos lo enseña  la Virgen María, Madre del amor hermoso”.

“La pérdida de pudor deshumaniza la persona”… y la única mención que hace Ulloa de la mujer esta vez es cuando se refiere al trato que le da la publicidad (y yo agregaría a los medios audiovisuales), que en muchas ocasiones la considera como un objeto de venta… Entonces bien, vamos a ver la contradicción: ¿no son las mismas feministas a ultranza las primeras que reclaman cuando existe una mujer semi desnuda que presenta un producto o un programa? ¿No son ellas las que pegan el grito al cielo por considerar a la mujer como una atractiva y barata forma de que las empresas obtienen ganancias? Perdónenme pero a mí esto sí me parece una seria incongruencia. Por un lado se rasgan las vestiduras hasta por los concursos de belleza y por otro lado atacan el que la Iglesia critique el uso de la mujer como objeto sexual. Entonces ¿en qué quedamos? ¿A quién defienden los participantes en la marcha de las putas? Y lo pregunto así, con este enfoque, porque es la única parte en toda la homilía en que Ulloa hace una relación entre mujer y pudor.

Claro, la respuesta cae por sí sola: de toda la gente que gritó improperios e insultó la fe de muchos católicos practicantes el domingo, estoy casi seguro que ninguno se detuvo a leer con cuidado la homilía y. mucho menos los imagino escuchándola en vivo… no creo que el anticatolicismo costarricense sea tan sagaz como para sentarse a ver la misa completa del 2 de Agosto y estar atentos al momento en que la Iglesia mete las patas … esa tarea se la dejan a la prensa sensacionalista, que después también vende con escándalos, exageraciones y la falta de profesionalismo de sus periodistas… pero bueno, a esto los medios nacionales nos tienen más que acostumbrados y en especial ese periódico que queda en Llorente. Y de hecho, tanta fue la influencia de esa nota de La Nación para la marcha, que en el propio comunicado de prensa de quienes la organizaban, difundido esta vez en la revista “Paquidermo”, tiene el link de la homilía de Ulloa hacia la mencionada noticia y nunca hacia su texto original. Lo que más gracia hace es que este tipo de grupos son los que pasan criticando a La Nación en otros temas por manipuladora, “facista”, controladora del poder hegemónico y falseadora de la verdad… pero parece que aquella frase “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” aquí encaja muy bien y que si de ataques a la Iglesia se trata, entonces La Nación pasa a ser un documento legitimadísimo.

Ahora, lo que a uno le da tristeza de Ulloa es haber centrado tanto su homilía en el tema del pudor, habiendo tantos problemas serios qué tocar en el ámbito nacional y sabiendo que es el 2 de agosto el día por excelencia en que la Iglesia puede lanzar un mensaje, una posición fuerte a las autoridades políticas nacionales… digo, me parece que la inseguridad ciudadana, la creciente corrupción, la ineficiencia estatal (yo que él hasta una crítica de la platina hubiera hecho), la pérdida en la lucha contra el narcotráfico… en fin, tantos temas que urgen y que fueron ninguneados… pero bueno, quienes conocemos a los obispos sabemos que de Ulloa no se puede esperar mucho.

La marcha…

Una vez aclarado lo ocurrido el lunes 2 de agosto, vamos a analizar la marcha del domingo 14. Exacerbado por una desinformación anteriormente comprobada, un grupo de costarricenses (hombres y mujeres) decide que la Iglesia no es quién para decirle a las mujeres en general cómo vestirse (hasta ahí yo, desinformadamente, hubiera estado de acuerdo).

Se organiza una marcha en defensa de la mujer. ¡Qué bien! No es posible que en Costa Rica los femicidios sigan ocurriendo y que las leyes sigan tan débiles como para dejarlos pasar, que en las familias, escuelas y colegios a los niños y jóvenes no se les enseñe a proteger y respetar un “NO” de las chiquillas, que existan tantos hogares jefeados por una mujer que fue abandonada por un tipo cobarde que, muy macho, la dejó embarazada y salió corriendo lejos de su responsabilidad. Que no es admisible que en Costa Rica un hombre gane más que una mujer solo por su género o que existan mayores posibilidades de crecimiento profesional para el grupo masculino que el femenino… en fin, tantas razones nobles y urgentes para protestar públicamente, para que la mujer deje de ser víctima de una sociedad machista e insensible a sus problemas… pero ¡ah no! Más importante hacer berrinche por una frase que nunca se dijo sobre algo tan poco importante como la vestimenta de la mujer, si lo comparamos con los temas que vengo de mencionar.

Ese fue el primer error de la marcha. Desaprovechar una convocatoria protestando por un tema realmente intrascendente. Más valía entonces hacer una convocatoria anticatólica para demostrar cuánto odio tienen los extremistas – feministas contra el catolicismo. Era mejor idea entonar cantos inquisidores (literalmente), haciendo un llamado a quemar a la Iglesia, mofándose de la fe de cientos de miles de romeros que van cada 1 de agosto hasta la Basílica de los Ángeles. Era más constructivo hacer felaciones públicas, salir con las tetas al aire mordiendo un rosario, llamar una vez más pedófilos a todos los curas, una horrible e injusta generalización, porque la mayoría de sacerdotes son gente de bien, trabajadora, humilde y entregada por una causa muy justa, independientemente del credo que uno profese. Y aunque existan casos innegables y dolorosos de curas pedófilos, los cuáles la Iglesia debe corregir con todo el peso de su canon romano, los curas que han abusado niños están lejos de ser siquiera un número significativo, tomando en cuenta a la totalidad. En resumen, era más urgente mostrar todo el odio que presentar causas de verdadera agresión contra la mujer. Una muestra de lo que un grupo extremista es capaz de hacer, si se le deja.

Aún si Ulloa hubiese dicho que las mujeres costarricenses “deben vestir con recato”, eso no hubiera justificado jamás los insultos, las burlas, las malacrianzas y la falta de respeto que ese grupo de fanáticos y alborotadores tuvieron esa mañana de domingo frente a la Catedral Metropolitana. La tolerancia que tanto reclaman de la Iglesia les quedó corta, muy corta, tanto o más como sus enaguas putescas.

Ahora, otra pregunta ya refiriéndose a las implicadas en la vida real, las que trabajan vendiendo su cuerpo para mantener a su familia, la mayoría de ellas, supongo, empujadas por una necesidad y un entorno que las lleva a tomar la decisión de trabajar como prostitutas. Yo me preguntaba ese día: ¿cuántos asistentes a la marcha conversarían alguna vez con una verdadera puta sobre su estilo de vida? ¿Cuántos se preocuparon por sus problemas, por saber por qué llegaron ahí, si se sienten satisfechas y realizadas con su trabajo? ¿Cuántos se preocuparán por su salud, por los abusos económicos, sociales y hasta sexuales que, casi sin duda, sufren día a día? Es muy fácil buscar una excusa para llamar la atención de la prensa (más si es domingo), sirviéndose además de una franquicia (sluts) para hacer algo diferente y sentirse muy rebeldes, pero qué difícil confrontar una realidad de la que se sirven para “rebelarse” y atacar sin razón.

Finalmente, ¿y qué si Ulloa hubiese dicho lo que se publicó? ¿No era un mensaje dirigido en una misa al pueblo católico costarricense? Quienes no son católicos (católicas, en este caso), no tenían por qué sentirse aludidas. Digo, yo no voy a indignarme porque el musulmán que dirige el culto de la mezquita diga que en Francia todos los que no ayunan durante el Ramadán son unos malditos impuros. Él puede decir lo que quiera, a mi me vale. Yo NO SOY MUSULMÁN. Así como me importa poco si soy pecador para los mormones por tomar café (de por sí, solo le entro al capuchino), si los hindúes creen que reencarnaré en cucaracha por comer carne de vaca o si no llegaré al máximo estado de iluminación budista por no ser vegetariano. Si yo no pertenezco al grupo al cual lanza X mensaje, por qué me voy a ofender. Y en cuanto a las mujeres católicas, si realmente lo son, sabrán que A MISA no se va con “culifaldas” ni con escotes pronunciados, o con pantalones a medio culo y gorras en el caso de los hombres; así como a la playa tampoco se llega con esmoquin y vestido de gala. Cada sitio tiene sus ciertas normas sociales y en el caso de la religión (de cualquier religión) si uno va a ingresar a su lugar de culto debe acatar las reglas que éste tiene para sí. Y si a uno no le gusta, pues me parece que mejor no va, para no amargarse la vida y no faltarle el respeto a los demás que consideran una vestimenta pudorosa como indispensable.

En conclusión, protestar por protestar es muy fácil. Y por insensata que a este servidor le parezca una protesta, yo tengo claro que en una sociedad democrática TODOS (Iglesia incluida) tenemos TODO el derecho de expresar nuestras opiniones sobre cualquier tema. A nadie se le puede ni se le debe callar. De hecho, para estos temas, siempre hago mía la famosa frase del más conocido filósofo francés: François Marie Arouet (o para hacerlo más simple, Voltaire…) “No estoy acuerdo con su opinión, pero daría mi vida por su derecho a expresarla”. Pero eso sí, me dan asco los fanatismos, vengan de donde vengan (sí, incluso de la misma Iglesia Católica) y si tengo algún repudio a ultranza es contra los extremistas de todo ámbito, a quienes metería en una cápsula espacial y los mandaría en una misión de la NASA para saber si de verdad el centro del sol es de hidrógeno y helio…

En resumen, el odio no lleva a ningún lado… o sí, solo a la violencia. No imagino lo que una marcha así hubiera provocado en un país musulmán (además de muertos). Como djo @ohlademocracia en twitter: “Iglesia Católica = blanco fácil”. Es muy cierto. Nada tan “cool” como irle a alegar a la iglesia su machismo (que no niego que tenga) y su atraso (que también adolece). Pero me gustaría ver ese tipo de marchas y con más ahínco frente a Casa Presidencial o la Asamblea Legislativa por temas mucho más importantes. Me agradaría que esas que se dicen feministas impulsaran campañas contra todos los productos que usan una mujer semidesnuda para atraer ventas o que se pronuncien sobre la desprotección de las prostitutas… pero creo que eso es demasiado complicado para ellas.

La próxima, estimados participantes de la marcha, más cerebro y menos bilis. Que en esta vida para atacar al enemigo (que es evidente que para ustedes es la Iglesia Católica) hay que tener sangre fría y un poco de neuronas… José María Villalta, del Frente Amplio, puede darles algunos consejos de su reciente experiencia denunciando a Arias… 

Por último y tal como me gusta hacerlo, los dejo con una excelente canción de Martín Valverde (sorry la majadería, soy fan de las canciones del mae... ¿y qué?). "Fuiste hecha mujer". Me parece una oda a la mujer desde el Evangelio. Después de todo, ¿qué sería de la Iglesia sin las mujeres? Hace rato hubiera desaparecido.


martes, 5 de julio de 2011

Mi máster: un título que forjó caracter

Catedral de Estrasburgo
de noche
Era el 30 de junio. La víspera del segundo aniversario de mi admisión al máster francés con el comenzó todo este camino. Esa tarde llegó la noticia que esperaba con ansias, aunque en un momento no muy agradable. Yo venía del hospital donde me confirmaron una tardía varicela, que se supone debería darle a uno cuando está carajillo. Mientras hablaba con mis papás vía skype, contándoles de lo que la doctora me había dicho, entró un correo de la secretaría de la Escuela de periodismo en Estrasburgo… “Résultats du 4ème semestre”. Detuve la conversación y la respiración. Abrí cuidadosamente el correo y el documento adjunto que tenía mis calificaciones. ¡Había ganado el master! Y auque me alegré, supe que el festejo lo tendría que dejar para más adelante, porque en ese momento debía ocuparme de mi prioridad número uno: mi salud.

Dios permite a veces circunstancias poco graciosas que a la larga terminan siendo una gran lección. Me tomó poco darme cuenta que el hecho de recibir esta noticia al mismo tiempo que me “rascaba” las vejigas (ampollas) con medias en las manos tenía mucho sentido: “nada mejor que una buena varicela para que este máster en periodismo de l'Université de Strasbourg no olvide que sigue tan mortal como siempre”. En otras palabras: “ahí está, pero que no se le suba mucho…”. Y de hecho así fue.

Yo frente al edificio de mi U.
Lo he tomado con humildad, sabiendo que el sueño por el que tanto luché no es un motivo para sentirme semi dios (hasta me río pensándolo). Se trata sí de una recompensa académica, un fruto de tantas noches de desesperación y frustración al frente de la computadora, redactando notas o resúmenes en francés. Ni qué decir de esas quedadas hasta tarde (máximo 10p.m.) en el segundo piso del edicio Escarpe, donde estaban mis aulas y estudios de grabación. Cuántas horas pegado a un buen poco de hojas de derecho o historia francesa, intentando descifrar temas que desconocía o viéndome “a palitos” con fotocopias de teoría sobre los tratados, normativas y funcionamientos del gran monstruo llamado “Unión Europea”. Mi hermana que estuvo conmigo casi al final de mi permanencia estudiantil en Estrasburgo puede dar fe de mis levantadas a las 4a.m. para salir a la universidad con los típicos -2°C que hay a esa hora en marzo.

Invierno desde la ventana del aparta.
La lista de sacrificios se extiende más si tomo en cuenta que, honestamente, no tuve el grupo de compañeros que hubiese querido. Aunque hubo muchos que no dudaron en tenderme su mano para ayudarme y solo unos cuantos a quienes puedo llamar verdaderos amigos, lo cierto es que el ambiente de mi generación no era ni el más sano ni el más agradable. No se me veía con la misma lupa y si de madurez se trata, tuve compañeros de clase con edades entre los 24 y 26 años que se verían perfectos con un uniforme celeste y azul en cualquier colegio de Costa Rica. La diferencia no se notaría.

Bandera de CR en mi ventana
Los fines de semana sin salir… porque no tenía con quién… en la soledad de mi apartamento, sintiéndome lejos de mis amigos y de mi familia. Tantos momentos de soledad: los almuerzos y las cenas, los resfríos, los papeles administrativos, los (no pocos) pleitos con las instituciones francesas, los fríos de invierno y ese manto blanco de nieve que deprime… también solo. Todo solo. Tanta soledad me hizo madurar, sacar fuerzas de donde creía que no tenía y demostrarle a Dios y a mí mismo que contaba con el valor para superar cualquier obstáculo, por duro o complicado que este fuera.

Este master que ahora disfruto fue una doble escuela: de periodismo y de vida. Aprendí a sentirme adulto, a ser dueño de mi destino, de mi libertad (saber dónde comenzaba y dónde terminaba), a sentirme independiente y a saber que nadie me iba a consentir ni a tener piedad, que no quedaba de otra: sería yo mismo quien se ocuparía de mí.

Árboles de la U en otoño.
Pero hubo también momentos de luz, como todos los que compartí con mis verdaderos amigos en Estrasburgo, a quienes les debo parte de mi maestría, porque sin su ayuda y sus bromas no hubiera sido posible llegar hasta el final. Aquellas idas al cine en las noches, las caminatas por el centro y los alrededores de la Catedral, las andadas en bici y las pizzas en el edificio de Mayore y Ermeline… momentos muy divertidos y hermosos que marcarán para siempre mi memoria.

El máster que me hizo conocer Islas Canarias en la última práctica profesional y el gran último viaje a China, del cual ya hablé en el último post. Con él tuve acceso a Radio Francia Internacional, lugar donde me gustaría trabajar el resto de mi carrera profesional, lo digo sin ningún tipo de tapujos. Un máster que dividió mi vida en dos y que solo me hizo ser mejor.

Mi cuarto. 3 piso,
edificio de atrás
Ese período de mi vida llegó a su final. Este título físico que aún no llega pero que vendrá dentro de unos meses se lo debo evidentemente y en primer puesto a Dios, quien fue mi Gran Acompañante invisible en cada instante, quien me sostuvo y no me dejó claudicar. Pero ingrato sería no sentar en primera fila a mis padres… este máster es de ellos, por todo el sacrificio que él implicó. Gracias papi y mami, los llevo siempre en mi corazón, de eso no les quepa duda. También hay que mencionar a mis hermanos, que siempre estuvieron ahí apoyándome, al resto de mi familia, de mis amigos… y a cada persona que en algún momento de silencio durante su oración se acordó de este mortal. Este título es gracias a todos ustedes.

Vista de las residencias de noche
Solo espero como profesional, donde me toque estar, ser consecuente no solo con mis capacidades académicas y prácticas, sino también con mis convicciones más profundas. Desempeñar un periodismo serio, necio en corroborar información, enfocándose siempre en defender al marginado y señalar lo injusto y podrido. Para eso estudié, para eso me jodí. Ahora ¡a trabajar!


Los dejo con esta cancioncita... que es casi como si su compositor, el argentino Daniel Poli, me la hubiera dedicado a mí. El título, "Sueños" lo resume todo. Tómense los 4 minutos que dura y oíganla... más si ustedes, como yo, tienen un anhelo por cumplir (¡y que ojalá lo tengan! porque vivir sin soñar es como no vivir). Soñar es fácil, hacerlo realidad es complicado. Este master que ahora celebro no es el final del camino, pero es un signo de lucha, dedicación, esfuerzo... Nada hay más gratificante que concluir con un hecho lo que para uno alguna vez fue un sueño.

viernes, 10 de junio de 2011

China o el dragón loco

 
Léase solo si se tiene buen estómago (y no estoy jodiendo).

Me da pena ver que han pasado 6 meses desde el resumen anual y que no he escrito nada… pero en parte es porque realmente no he tenido mucho tiempo para inspirarme… he estado realmente “tallado” por un año que ya de por sí se anunciaba duro. Terminar la U, la práctica en Canarias, un descansito merecido en Italia y la última práctica en China con la gente de mi máster acabó con mi musa. Pero de eso hablaremos con más calma la madrugada del 1° de enero del 2012. Por ahora mi vida es un desmadre, pero también ya habrá tiempo de hacer un comentario personalizado sobre el asunto.

 
El viaje a China fue, por experiencia de vida, algo que será inolvidable. No solo porque con eso terminé mi travesía por la maestría estrasburguesa en la que he estado inmiscuido los últimos dos años y medio, sino también porque ese lugar es realmente otro planeta… Me encantaría decir que fue una grata vivencia, pero la verdad es que no lo fue. No solo porque pasé más enfermo que sano (explicaciones no vienen al caso…) sino porque me parece el vivo ejemplo de un país que cuenta con todo el dinero que quiere pero que no sabe qué hacer con él.

No podía faltar en la China comunista un buen Mc Donald's
En China TODO está en construcción. Kunming, la ciudad donde estuve, es el mejor microcosmos para evidenciarlo. Aeropuertos, edificios, carreteras, ferrocarriles, centros comerciales, metros… todo haciéndose a un ritmo súper intenso en una ciudad catalogada “pequeña” y “del interior”, de “tan solo” 7,5 millones de habitantes. Se trata de una metrópolis habitada por gente que hace tan solo una o dos generaciones eran campesinos que recogían arroz o tabaco. Esto provoca un cambio de marcha bastante fuerte, casi forzado, que origina una mezcla bizarra entre la modernidad occidental y las costumbres que podríamos considerar como retrasos si las observamos con los ojos del oeste.

Por allá es normal que la gente “se saque los gargajos” como decimos en Costa Rica, o sea, que hurgue en las profundidades de su garganta y bote las flemas en cualquier lado y ante cualquier circunstancia, ya sea en el centro de la ciudad o en un restaurante fino. Ni qué decir de los servicios sanitarios públicos: un espacio abierto sin puertas donde los usuarios están separados por un pequeño muro. Ellos se agachan y cagan de forma que la mierda caiga en un canal común. La caca es llevada por una descarga de agua, aunque es bastante común que la gente tenga mala puntería. Solo imagínense el olor de todo eso mezclado en un pequeño cuarto que no supera los 30 metros cuadrados y donde la única ventilación es la puerta abierta. Las moscas son las más beneficiadas.

Campos de repollo en Tonghai, a dos horas de Kunming,
Para ser justos con la verdad no vi ni carne de perro ni de gato ni de rata… o al menos si la tuve en frente no sabía que era de esa procedencia (y mejor que siga siendo así), aunque un compañero que estuvo en un pueblo lejano a la ciudad sí trajo fotografías que evidenciaban que la carne de can compartía estantes con la de cerdo en la carnicería.

Los problemas de higiene no paran ahí. Encontrar jabón en un baño público es simplemente una utopía. Los servicios sanitarios en los restaurantes (que no tienen taza sino un huequito con un canal pequeño) generalmente son imposibles de utilizar y este servidor y sus compañeros debían esperar a llegar al hotel para hacer “sus cosas” con tranquilidad y un mínimo de limpieza.

Otro aspecto no menos chocante es el desorden de ese país. Yo, que pensé que no había nada peor que caminar por las aceras de San José y de San Salvador, vi que me había equivocado. Los chinos tienen ventas ambulantes en muchas calles y lo peor es que mucha gente se detiene a comprar, lo cual produce un embudo muchas veces saturado que impide la movilización. La solución entonces es tirarse a la calle… pero ojo, que los habitantes de Kunming son amantes de los scooters eléctricos. Y por un lado a Dios gracias que es así, porque casi todo el mundo tiene uno y esto evita una contaminación que podría ser de una escala lamentable, pero por otro lado, ¡oh peligro! Porque estas cosas no producen sonido y los chinos las manejan como si fueran bicicletas, al punto de que algunos las conducen sobre las aceras. Y pedir que circulen por la derecha o la izquierda significaría casi provocar una revolución: ellos pasan por donde haya campo, con sus pitazos como única advertencia para los pobres peatones de no meterse en su camino o exponerse a un buen atropello.

El sol poniéndose en Tonghai. De lo más lindo que ví.
Y el otro peligro en la calle son los carros y lo terrible del nivel de manejo de los choferes. Me tocó en el primer fin de semana venirme un poco “urgentemente” del lugar donde estábamos haciendo el reportaje (cierta necesidad digestiva ocasionada por el exceso de picante en la comida lo ocasionaba). Pero cuando entré al taxi no sabía si me preocupaba más eso o simplemente llegar con vida al cuarto. Al taxista simplemente se le ocurrió manejar contra vía y yo veía cercana la hora en que nos matábamos. En fin, toda una experiencia de conducción extrema.

Como si fuera poco lo triste no acaba ahí. Los chinos siguen siendo censurados, como si fueran máquinas, no tienen posibilidad de analizar o pensar… el gobierno les enseña lo que tienen que saber y listo… Estando en una conferencia sobre medio ambiente con un profesor universitario relativamente abierto a la crítica, le pregunté por qué si China estaba tan preocupada por el ambiente, no había aprobado nunca el protocolo de Kyoto. La respuesta fue tan honesta como definitiva: el pobre tipo no conocía bien las políticas estatales de medio ambiente y prefería no dar una opinión sin conocerlas…
"Pablo" en Chino escrito por mi y con la ayuda de esos chinos

Pero pese a todo, China también me mostró sus luces. La gente en general nos trató bien, a pesar de las evidentes y casi inexpugnables dificultades comunicacionales. Especialmente el estudiante chino que estuvo con nosotros fue simplemente sensacional. En cuestión de pocos días lo sentimos más como un amigo que como un traductor. En general son personas sumamente amables, poseen una extraña costumbre de ofrecerle a uno un cigarro cada 10 minutos (yo, aunque no fumador, me vi en la obligación de aceptar el cigarro y guardarlo, argumentando que lo dejaría para después, para no darles un disgusto). A ellos les duele decirle a uno “no” y por eso no lo hacen. Siempre tratan de complacerlo a uno y principalmente los más humildes tratan de darle a uno lo que ellos no poseen. Esos no cambian bajo ninguna cultura, reflejan siempre la sencillez del ser humano, parte del amor de Dios en el corazón del hombre.

Ciudad típica en el nMostrar todoorte de China. Muy lindo.
La experiencia de hacer reportajes dependiendo siempre de un traductor chino-francés o chino-inglés fue enriquecedora. Conocer una cultura TAN diferente a lo que ya he visto, intentar acostumbrarme a un tipo de comida al cual no pude habituarme, sentirme incapaz de expresarme (incluso a nivel de lenguaje de señas, ellos tienen otras formas de decir las cosas) y lo que más me dolió, verme con posibilidades mínimas de comunicación con mi familia, con mis amigos y mi gente de twitter fue algo que dificultó más aún la travesía por el lejano oriente. En fin, China viene siendo como un poderoso dragón, con grandes garras, fuertes músculos, un gran hocico, afilados dientes… pero que no sabe cómo atacar y que termina tirando fuego por todos lados. Algo que va muy rápido… pero que no sabe dónde va.