domingo, 26 de febrero de 2017

Matar nunca es una solución

Muy consternado por la desgarradora noticia de la chiquita de 12 años que, violada por su padre, un energúmeno, desgraciado y otros epítetos que podrían llenar un post completo, me siento a redactar. Independientemente de lo que ocurra de ahora en adelante, a esa niña solo Dios y la psicología podrán cerrarle esa herida enorme inflingida por un padre que la violó y la embarazó, cometiendo el crimen más horrible de un progenitor contra un hijo: el irrespeto perenne de su cuerpo, mente y espíritu.

A ese mae hay que darle un castigo ejemplar, aunque también, y dicho de otro modo, este caso se diferencia de otros cientos que tristemente ocurren todos los días y que nosotros desconocemos por ese silencio encubridor que se crea a su alrededor a diario: el embarazo hace que salga a la luz y que se convierta en el centro de un debate social, intensificado por supuesto ahora con las redes sociales.

La solución más fácil propuesta por varios comentarios que más he leído en Internet es meter a este tipo a la cárcel y que la chiquita aborte (ya vamos a eso último...). ¡Como si así la pobre fuera a dejar de sufrir toda la vida!... y como si así fuéramos a evitar más violaciones intrafamiliares en el futuro. Al igual que todo en la vida, la mejor medicina contra nuestros males es la prevención. Tendríamos que sentarnos, en serio y en sereno, a pensar qué nos está llevando como sociedad a generar tal nivel de perversión mental. ¿Será acaso la desintegración familiar, acompañada de violencia sexual en el hogar? Los psicólogos podrán dar una respuesta más adecuada para explicar esto que a nosotros nos cuesta tanto, pero me huele a que este tipo podría estar repitiendo patrones que él ha asumido como "normales" desde su hogar. Habría que revisar qué pasó desde su infancia. En resumen, para concluir con esta parte, estamos acostumbrándonos, con peligro, a condenar gente y meterla a la cárcel, más ahora en la "nota" del juicio público de las redes sociales, pero muy poco buscamos las causas que generan estos comportamientos... Y por supuesto, menos aún, interesarnos por acabar con la raíz del mal. Eso implica compromiso y eso, en la sociedad posmoderna, le toca a "otro".

Ahora sí, vamos al tema que me hizo escribir. ¿Cuál es la mejor "solución" para esta chica? Creo que, cualquier cosa que se proponga, no será sino solo un punto de inicio para el resto de su vida. Les confieso que, de primera entrada, en mi conciencia me aflora el pensamiento de decir "pucha, di no, pobrecita, que aborte", porque pienso en el proceso de 9 meses que deberá seguir (el cual no me es posible asumir por el hecho de no ser mujer; punto para los proaborto). Pienso en que su cuerpo no está preparado para semejante tarea. Pienso en cuánto podría afectarle esta situación psicológicamente. Pienso en su familia y en que ese (o esa) bebé será su "hij@/herman@" el resto de su vida. Y la verdad es un escenario terrible. Una realidad que se impone y que no es posible eludir. Por lo tanto, mi posición no es nada sencilla.

Entonces... ¿Qué aborte? ¿Muerto el perro, se acaba la rabia? ¿Realmente después de eso se acaba su problema, podrá seguir yendo al colegio, vivirá el romance de la adolescencia como cualquier otra muchacha de su edad, se graduará, se casará, tendrá 2 o 3 niños y será feliz hasta la muerte? Si fuera tan fácil, yo diría: "sí, que aborte". Pero no nos hagamos los majes, no lo es.

Si ya un aborto representa un procedimiento de alto riesgo para la salud de quien se lo practica, no me imagino lo que pueda hacer en un cuerpo de una niña de 12 años: la posibilidad de que le dañe su aparato reproductivo de manera irreversible, el trauma psicológico que le implicará y, por supuesto, el que algún día, más adelante, caiga en la cuenta de que fue empujada por la presión coyuntural y social a dar muerte a su hijo. Entonces, tal vez, se pregunte: ¿qué fue peor, lo que hizo mi papá o lo que hice yo? Y ese día no estarán a su lado los que propusieron una salida fácil para consolarla o ayudarla. Estará, esperemos, su familia y unos cuantos amigos, quienes ojalá le brinden la mejor respuesta.

Y, aunque no sea este el caso promedio, hay que aclarar de qué se trata en general este asunto: el aborto es el asesinato de un ser humano en manos de un médico o un charlatán (o las dos opciones), permitido o promovido por una madre irresponsable o víctima de una situación (aplíquese la segunda al tema en cuestión) y con la complicidad aún mayor del padre de la criatura, a menudo promotor de esta abominación y por lo tanto, más responsable y culpable aún. 

Ahora, dejando de lado el tema de la chiquita y enfocándome en el tema general del aborto: gente, el feto que crece es un ser humano. Punto. Aunque no lo tengamos a la vista, aunque "no le veamos forma", es un ser humano que se desarrolla y crece, desde la concepción hasta su muerte. Por más que los grupos de hembristas me vengan a decir que "la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo", tal falacia, asquerosa e inhumana, oculta la gran verdad: el cuerpo de una mujer termina donde el de su bebé comienza (¿les suena conocida esta frase a otra muy similar que habla de derechos?). Y esa relación, madre/hij@, se convierte en un acto de amor y de entrega, de esas cosas que ya hoy pasaron de moda por el estúpido individualismo que nos hace pensar que el bienestar y la felicidad máxima está en ser feliz conmigo, solito, y el resto que de joda. Por eso es que el embarazo "no es cool". A menudo trae achaques, riesgos de pérdida, dolores, el parto, la lactancia y una responsabilidad de entrega y cuidado para toda la existencia, en medio de una sociedad que castiga la maternidad poniendo en riesgo el trabajo y la estabilidad económica y social de la mujer, y metiéndose en cosas tan absurdas como hasta la "decencia" de dar de mamar en lugares públicos (cuánta morbosidad hay que tener en la mente para eso, por favor). El embarazo implica sacrificarse para que otro tenga vida (a algunos esto nos suena curiosamente conocido). Y cuando escucho que "si los hombres quedaran embarazados el aborto sería legal" (otra falacia, porque se argumenta con un hecho inexistente) me pongo a pensar en que la filosofía que lleva a esa persona a proferir semejante argumento demuestra en el fondo un desprecio absoluto por el milagro más grande que la vida ha permitido en la historia de este mundo: la creación de un ser humano a partir de dos células, que enlazadas, permitirán al género humano continuar su camino histórico.

Retomando (y en esto ni siquiera tengo que mencionar la palabra Dios): a partir de la concepción hay una vida nueva. Esa es una verdad tan científica como la ley de la gravedad o el E=MC2 de Einstein. Píntenlo como gusten, pónganle los adornos que quieran, pero así es. No caben ambigüedades filosóficas ni relativismos retóricos. Una vida que se abre camino ayudada por otra. Una vida en un estado en el que alguna vez estuvimos usted que lee esto y yo que lo escribo. Una vida que debe ser respetada como cualquier otra. ¡Una vida, gente! A estas alturas de la civilización, ¿en serio hay que explicar lo inviolable que es una vida, tras un siglo XX rico en guerras, genocidios y matanzas, cuyas réplicas vivimos en nuestro 2017, hechos que nos hacen llorar con películas, desgarrarnos el alma con noticias de asesinatos crueles y recordarnos que los derechos humanos cifran el derecho a la vida como aquel de donde proceden todos los demás? ¿Cuál es la diferencia entre aquellos y los que se cometen en el vientre de la madre? ¿Que no los vemos y podemos hacernos los majes? A veces me pongo a pensar que si fuera posible que si la mayoría de las madres que van a abortar, fuera capaces de ver antes cómo el cuerpecito de ese bebé es desmembrado, cortado a pedazos como cerdo en carnicería, serían incapaces de llevar a cabo semejante abominación... Y eso sin mencionar a los médicos o gente sin preparación que los llevan a cabo. Esos son peores, porque son conscientes de lo que hacen... Y lo realizan sin asco, llenándose sus bolsillos y propiedades de sangre inocente... y esto en pleno siglo XXI... Como si no nos bastara ya tanta muerte y sangre. Por eso me río cuando escucho a la gente decir que la Iglesia está "pasada de moda" o "es cavernícola"... si apoyar esta máquina inhumana de muerte es ser moderno, entonces prefiero no "progresar" nunca, si a eso se le puede llamar "progreso".

Volviendo al tema de inicio... Puedo entender a la gente que, de buena voluntad, sugiere el aborto como una solución para este caso. No podría, de ninguna forma condenar a la familia de la niña si deciden llevarla a otro país para practicarle ese aborto... realmente habría que estar en sus zapatos para poderlos entender completamente. Tengo que admitir que incluso, si se decide traer al niño al mundo, yo quedo muy preocupado por la salud mental y física de esta pequeña preadolescente. ¡Es tan triste lo que una acción sin conciencia, sin escrúpulos puede heredar como consecuencia, como la del irresponsable este! En fin, este caso es tristemente particular, comparado con los abortos producidos por la irresponsabilidad de gente ya grandecita y en teoría responsable de sus actos (aunque no...) que no usó los anticonceptivos disponibles en el momento de tener relaciones sexuales... Englobando: matar, incluyendo el aborto, nunca es una solución... o al menos no una que per sé lleve a un bien final.

Si la niña debe practicarse un aborto para salvaguardar su propia vida, cuenten con mi apoyo (sería vida vs vida). Si el cuerpo de la niña resiste el embarazo sin sufrir daños físicos perennes, cuenten con mi apoyo. En otro caso simplemente me dedicaré a contemplar y hacer silencio, y ahí sí, pedirle a Dios por esta pequeña, para que algún día cierren tantas heridas juntas, alimentadas por una sociedad que observa y come palomitas de maíz al rededor del sufrimiento del otro.

En lo personal; ¿que no es cool defender la vida? ¿Que la ideología de género, que también suele ser antivida, está de moda? ¿Que a uno lo acusen de troglodita por, simplemente, poner estos temas a debate y elevarlos a la conciencia humana? Pues qué bueno que quienes estamos en una sintonía similar, pensemos diferente, que no nos dejemos llevar por un discurso predominante, que razonemos. Y ojo, que tampoco se trata de instrumentalizar el tema provida como un recurso para atraer votantes en las próximas elecciones (como lo hizo Trump, a quien parece importarle la vida solo mientras esté en el vientre materno; ya afuera, le importa un bledo). La dignidad del ser humano cuenta igual, antes o después del parto, porque el alumbramiento es solo un paso que da la vida y no el inicio de la vida misma. Que esto nos quede a todos muy clarito.

No, escribir de este tema no me hace particularmente feliz. Al contrario, es muy triste, no tiene un solo lado positivo. Pero definitivamente hay que poner puntos sobre las íes en un asunto sobre el que más de uno quiere mantener una capa de invisibilidad, estilo Harry Potter, y que sea cuestión de "una decisión que no me corresponde a mí y que se debe respetar"... como si los asesinatos hubiera que respetarlos por consideración al asesino o al entorno que causó el crimen. No jodás.

Les dejo: "Toda vida es sagrada", de Martín Valverde y Kiki Troia. La idea es hacer reflexionar, no condenar ni asumir posturas moralizantes que nos dividan entre "buenos y malos". Que quede claro.