jueves, 12 de abril de 2012

Ticos: ¡evasores todos!


... pero somos potencia en felicidad!

Frente a los recientes casos de supuesta (y casi segura) evasión fiscal atribuidos al exjerarca del ministerio que debe recaudar los impuestos y administrarlos, Fernando Herrero; así como la « omisión » del antiguo director general de Tributación, Francisco Villalobos en el pago de un impuesto sobre la renta de hace cuatro años, y de los ya sabidos « descuidos » en la falta de actualización del valor de las propiedades de ministros, diputados y magistrados, quedó demostrado que este tema de la evasión está tan presente en la cultura nacional de principios del Siglo XXI como ningún otro acontecimiento del que podamos hacer una comparación, como explicaré ya casi.

Para el tico, la evasión, el escape, el esconder, más que un deporte nacional, viene siendo algo así como un ingrediente intrínseco del ADN costarricense. Y no, no solo hablo del 90% de propietarios en el país que tampoco han puesto al día el valor de sus bienes inmuebles en los últimos años (ojalá fuera solo eso...). Hablo de una verdadera « cultura de la evasión », expresada en las siguientes categorías que me permito sugerir y a las cuales ustedes pueden agregar otras, si tienen más ideas :

  1. Evasor el pueblo, que se queja o no se queja de que le metan más impuestos, que se disgusta con sus gobernantes cada cuatro años e igual vota y elige a los mismos de los que luego se volverá a desilusionar. El pueblo ocupa el primer lugar en mi lista porque cada dificultad la evade con chistes, con su particular « port'a mí », con la ideología del « pobrecito ». Así hemos logrado ubicarnos como potencia mundial entre los países más felices (y yo agregaría inconscientes) del mundo, algo de lo que algunos de nuestros políticos, presidenta incluída, parecen sentirse muy orgullosos. Con ese cuento, como se dice en futbol, el tico logra driblar decisiones que deberían ser fundamentales para la vida en sociedad. Parece que al costarricense, o le da pena, o le da igual, o le da pereza exigirle transparencia a sus gobernantes. Y cuando sale un grupo a hacerlo, otros toman el serrucho y los califican de « chancletudos », « vagabundos », « extremistas » o « resentidos ». En fin, la chota y la visión de mediocridad subdesarrollada que en el fondo no son sino el eco de la estúpida sensibilidad nacional salen a flote. En el sentir popular de la gradería de sol (pero a veces también en el palco), es mejor mantener el status quo para evitar « echarse broncas » o « joderse la vida ». El no exigir respuestas y claridad a los políticos que en la sana teoría democrática nos representan, hace más fácil para ellos no solo incumplir, sino también llenar su saco gracias a ese desinterés o sumisión propios de un pueblo domesticado del que hablaba don Pepe (quien también se aprovechó para comer « confites », hábito que heredó a su hijo traducido en « tamales »). Un pueblo que se pronuncie, que se plante, que no se deje comprar por un Big Mac, un espectáculo de reggaeton en campaña electoral o la promesa de un jugoso puesto dentro del aparato estatal a cambio de un voto, es un pueblo que se enrumba al desarrollo. Si es al contrario, ese pueblo se dirige hacia la mediocridad, la incoherencia, la alcahuetería y el conformismo.

  2. Evasora Laura. Porque no es capaz de pedirle a un ministro su renuncia (o despedirlo en caso contrario) por miedo a que esto tenga un costo político, a que cierta parte de quienes la rodean, critiquen su falta de lealtad o de conveniencia hacia el futuro. La presidenta no enfrenta el liderazgo que le corresponde y eso se ve reflejado en las encuestas en las que la ciudadanía observa un gobierno sin dirección ni objetivos. La firmeza y la honestidad de Chinchilla han quedado muy cortas con respecto a la decisión de separar o despedir a sus ministros y diputados cuestionados por aparentes actos de corrupción o torpeza administrativa (se me vienen a la cabeza los casos Angulo, Jiménez, Tijerino y Todd, por citar algunos). En ese sentido, y para demostrar que no es un asunto de faldas o pantalones, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, le abrió la puerta de salida a cinco ministros en menos de un año por supuestos casos de manejo ilegítimo de sus carteras, lo que le significó una popularidad elevadísima, como ni el propio Lula la disfrutó. Laura debería aprender más de su colega brasileña, a ver si le vemos algún día una firmeza más honesta. Ella es evasora porque incluso sus ausencias en las conferencias de prensa en Casa Presidencial, los martes al medio día, son lamentablemente frecuentes y más cuando hay algún tema espinoso en la agenda nacional. En resumen, la presidenta gambetea, cual Messi en el último cuarto de cancha, cuanto problema, compromiso o contradicción se encuentra... solo que, contrario al argentino, ella lo hace hacia atrás.

  3. Evasoras las instituciones que se supone, controlan el Estado. La Contraloría, el Tribunal Supremo de Elecciones, las auditorías internas de las instituciones (empezando por la Caja Costarricense del Seguro Social), el Ministerio Público... ¿qué han hecho para evitar que el país llegue a un caos de ingobernabilidad como el que enfrenta ahora ? Poco o nada. ¿Dónde está el control de los gastos, las contrataciones, las concesiones ? ¿Quién tenía que evitar que se hicieran tantos chorizos con el financiamiento de las campañas de Liberación y de los libertarios ? ¿Dónde están esos responsables ? Preguntas, todas, sin respuesta evidente. Ha tenido en varios casos que llegar a la prensa a suplir su función, sin que este remplazo sea necesariamente conveniente.

  4. Evasor el PLN. Aunque ya es rayar en lo absurdo, y como canta Fito, llover sobre mojado, al partido de las franjas verdes y blancas parece tenerle sin cuidado la corrupción que reina entre algunos (varios... muchos!) de sus integrantes. En otra oportunidad había hecho una lista de los escandalitos y escandalotes que salpicaban la agrupación que fundó el expresidente Figueres Ferrer. Es triste que en los últimos años, cuando se escucha de un escándalo en administración pública inmediatamente uno piensa « y ahora quién fue en el PLN? ». Me parece que el partido más fuerte y de más trayectoria está muy en deuda con el país. Si realmente existiera un interés en la profundización de la honestidad en sus prácticas, el tribunal de ética liberacionista sería más estricto con quienes son acusados con pruebas en mano. Pero no, parece que es más fácil « hacerse el ruso » y seguir con sus chanchuyos, bajo la complicidad de altas esferas de conocidos apellidos que parecieran beneficiarse de esta situación o al menos permitirla sin sonrojo, quizá porque saben que también tienen rabo que les majen.

  5. Evasora la oposición. Sí, también, porque en lugar de hacer un esfuerzo y leer mejor el panorama político nacional para lanzar una respuesta fresca al ver naufragar al oficialismo en el Ejecutivo y en el Legislativo, se enfrascan en una infructuosa lucha política, que los hace ver como una masa de « más de lo mismo » pero dividida y sin norte alguno. Así será muy difícil quitarle el poder a un partido acostumbrado a ganar elecciones con maquinarias políticas y combos de McDonald's o BK. El electorado pide a gritos una oposición (o un partido) que realmente haga la diferencia, que se tome en serio el asunto de la representación y que haga eco del clamor del pueblo... pero parece que la inexperiencia o los intereses ocultos hacen que a los politiquillos ticos no se les ilumine el bombillo.

  6. Evasora la Iglesia (Católica). Sí, y ustedes bien saben que yo soy católico practicante. Pero eso no me inhibe de señalar a mi propia Iglesia en Costa Rica como una evasora de temas álgidos para la sociedad, principalmente en las últimas tres décadas, las mismas que me ha tocado vivir. Me basta recordar la desesperante parsimonia con la que actuaron los obispos durante la discusión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, en la que básicamente tuvieron miedo a pronunciarse o a estudiar a profundidad los argumentos que uno u otro sector esgrimían (dato curioso, los obispos eméritos sí que lo hicieron apoyando al NO). Ni se diga de los compromisos políticos que, en mi memoria, se remontan a la amistad tan tristemente cercana que tenía el politizado Monseñor Román Arrieta con el PLN. ¡Cuánta falta le hace a mi clero, a mi Conferencia Episcopal, un Monseñor Sanabria que sea actor central en el engranaje social, o un Monseñor Coto que se haga escuchar ! Incluso, me encantaría imaginar algo así como un Óscar Arnulfo Romero marchando entre los pobres y organizando comunidades, pero me parece que ya es demasiado pedir. Los obispos y la alta jerarquía, muy cómodos en sus casas diocesanas, como que se les olvida lo proclamado por Jesús en la Última Cena : « el que quiera ser el primero entre ustedes, que sea también el primero en servir ». Costa Rica hace rato que pide a gritos una Iglesia más proactiva, más fuerte, que se haga escuchar y no solo en temas que la doctrina dogmática exige. Pero tristemente parece que es más simple capear el torbellino escondiéndose, dejando al rebaño sin pastores... A Dios gracias, y como siempre lo he dicho, la base de la Iglesia sigue sacando la cara por ella.

  7. Evasoras las otras iglesias, sectas y demás yerbas. Esas ni se sienten. Simplemente cobran diezmos y ya (y mandan diputados a la Asamblea Legislativa para protegerles el negocio). Aunque no echaría a la Iglesia Luterana en este saco. Independientemente de compartir o no sus posiciones, ellos sí que se hacen sentir.

  8. Evasores los medios. ¡Obvio ! Estos son grandes evasores, pero así, pongámoslo con mayúsculas : GRANDES EVASORES. Porque todos los días, la mayoría de las empresas de información, en lugar de invertir su tiempo, páginas y bits en buscar noticias que brinden un verdadero servicio a su público, lo que hacen es entretener, darle opio al pueblo, recetar estupideces de fácil producción y consumo. Y lamentablemente, ante el bajo capital cultural en nuestra gente de menor calidad educativa (que por cierto, es la que termina eligiendo presidentes y diputados), el objetivo es fácilmente conseguido : un control por letargo, la contentera de un placebo de mandar mensajes para elegir « a quién salvar ». Todo lo que sea para crear infobasura que se produzca y venda rápidamente. El contenido al final no importa, lo que interesa es que el cliente quede lleno y vuelva por más, aunque lo que consuma sea mierda. En este apartado podría meter también a varios colegas, que como lo he dicho en otras ocasiones, simplemente se acomodan a la mediocridad de su medio y se les olvida la seria responsabilidad que implica comunicar. Pero supongo que se les olvida que no estudiaron solo para gozar de un sueldillo medio digno y a menudo no representativo, todo con tal de preservarlo (al menos para los que logran ganar el mínimo y no son explotados por los medios, bajo la bendición del Colegio de Periodistas, experto evadiendo su responsabilidad de velar por la protección del gremio).

  9. Evasora la clase alta, porque desde hace años se convirtió en una burbuja que vive en residenciales cerrados, paga altos precios por tener a los chiquillos en colegios privados, jamás acude al Seguro Social y por lo tanto se cuestiona sobre por qué pagar por un servicio que no utiliza. Un segmento minoritario de la población a la que simplemente le tiene sin cuidado las penurias que pase el resto de gente, porque ellos con su dinero pueden comprar los bienes y servicios que están económicamente vedados para los demás. Y sin sorpresas, es ahí donde están los mayores defraudadores del fisco, en las grandes empresas y casas de lujo. A ellos les debemos el plan fiscal que el gobierno y buena parte del PAC buscaban aprobar.

  10. Evasor el sector académico. Los estudiosos y sabelotodos de las universidades (hablo de las estatales, no de las empresas de la educación superior que en su mayoría venden títulos y se dedican a su negocio). Mucho estudio, mucha lectura, mucho análisis, pero poco resultado que impacte la realidad nacional. Forman parte de una élite intelectual, que aunque crítica, no pasa de filosofar encerrada en sus bibliotecas y discusiones intelectuales alrededor de una copa de vino y unos libros de Marx, Cortázar o Bordieu. Pero no solo las mentes universitarias son pilares esta evasión. Siempre he creído que el verdadero desarrollo del país se alcanzará (permítanme soñar un poco) el día en que la educación costarricense sufra una verdadera revolución y que a nuestros niños, comenzando por las zonas más pobres y alejadas del país, se les permita explorar y explotar esa curiosidad innata que ya traen. El día en que se les explique por qué deben adquirir ciertos conocimientos, en lugar de hacerles creer que con una nota mayor a 65 ya pueden pasar el año y seguir sumidos en la mediocridad, creo que la mentalidad de nuestro pueblo comenzará a cambiar. En resumen, todo mejorará en el momento en que el Ministerio de Educación y los maestros y profesores dejen de evadir sus respectivas responsabilidades y hagan pensar a los niños y jóvenes de nuestro país. Aquel día estaremos forjando una generación que sin duda acabará con el monstruo de la ignorancia y del conformismo que heredaron la memoria y la pereza. Será entonces el final de un sistema educativo expulsor de estudiantes que no desean sentarse más en los pupitres de las aulas, porque se les fomenta el aburrimiento, el desgano y el sinsabor de conocimientos poco útiles en el mundo profesional. En fin, una educación cómplice de las desgracias de una sociedad alfabetizada, sí, pero muy poco analítica.

  11. Y para concluir con esta lista... evasor YO. Porque no niego que este tipo de hechos me convencen cada vez más que ya no hay solución. Porque al ver todo lo que pasa, siento demasiadas ganas de volver a subirme en el avión y marcharme de nuevo a otro país que, aunque no sea mejor en muchas cosas, al menos no es mi patria, lo cual me derrama bilis a mis enojos e indignaciones. Porque indiscutiblemente es mucho más fácil ver los toros desde la barrera que sentir la corneada a raz de la espalda. Sí, yo como todos ustedes también me siento evasor porque no veo (o no me da la gana ver) soluciones. Porque me aburrí hace ya bastante tiempo de un país que no quiere avanzar, de gente sin criterio que sigue eligiendo a los cretinos de siempre. Porque cada vez me siento menos « made in Costa Rica » y más apátrida, producto de la desazón, el desgano... o para ponerlo en tico, de la agüevazón, y por eso acudo al valeverguismo. Sí señores, me acuso. Yo también soy evasor.