sábado, 2 de enero de 2016

2015: para poner todo en orden…

Último atardecer del 2015 desde mi balcón.
1° de enero. Luego de una nochevieja en familia, empecé el año de fiesta toda la madrugada, lo que me dio la oportunidad de ver más tarde un paisaje que no había visto hasta ahora: el pacífico amanecer en Alajuela del primer día del año. Espero que sea una especie de premonición: una luz rosada pastel despuntó por entre nuestras montañas e iluminó la ciudad que me vio nacer, y que con todos sus defectos, tanto quiero.

Estamos en el 2016 y es una buena noticia, no tanto porque el 2015 ya haya terminado (a decir verdad fue un buen año para mí, pese a sus momentos amargos) sino también porque para este año tengo proyectos ambiciosos que ya les contaré.

Hay que empezar diciendo que el resumen de esta vez, tradición que ya llega a su décimo año, será mucho MUCHO más corto que el del año pasado… no podía ser de otra manera ante un 2015 que se caracterizó por la estabilidad, por ser un “año hospital” en el sentido de que me ayudó a cerrar algunas heridas traídas desde el 2014 y otras propias de los últimos doce meses.

Yo, mi mamá y mi papá en un paseito este año.
Empecemos por lo amargo: como si se tratara de una herencia del 2014, enero, febrero y marzo trajeron noticias duras al seno de mi familia: mi papá casi se nos va debido a un problema en el corazón que fue atendido justo a tiempo por los doctores del Hospital de Alajuela y con un cateterismo en el Hospital México. La Caja nos demostró que cuando quiere, puede, y que su personal tiene un servicio y humanismo que equivale o supera al de cualquier centro médico privado.

El propio día en que recibí la noticia de que mi papá estaba mal por parte de mi hermana, ella misma me vuelve a llamar un par de horas después para decirme que estaba embarazada. Fue una gran alegría porque era su anhelo. No obstante, y tras un sueño que tuve con mi abuela en el que me aseguraba que ella tendría a su nuevo bisnieto en el corazón, el pequeño no sobrevivió a los primeros meses de gestación y dejó a toda mi familia nuclear en un duelo y un sinsabor que, a Dios gracias, no duró mucho tiempo. Tan solo como un mes después, otra vez ella nos da una nueva: estaba nuevamente embarazada. Su proceso, eso sí, fue cansado y enfrentó (y enfrenta) miles de dificultades, pero ahora tenemos en la familia desde el 9 de diciembre a Mateo, mi nuevo sobrino que me hace ya tío "a la dos". Esta fue, sin duda alguna, la bendición más grande del año que viene de irse.

Grupo de compañeros de la UCR en Limón.
En lo laboral, solo les puedo decir que estoy más que feliz. Como ya había expresado en otra oportunidad, no es para nada lo mismo trabajar para una empresa cuya máxima retribución es la de recibir el salario a final de mes, que la de darse a una institución que no solo aporta desarrollo al país, sino que también forma parte de tu vida y por la que sentís un cariño realmente especial, que además te aporta un ambiente de trabajo lleno de alegría y compañerismo, además de un entorno con árboles, flores, juventud, energía y espacios de diversión y ocio. ¿En serio puedo pedir más? Muy orgullosamente les digo: #soyUCR, siempre lo he sido, pero desde que estoy en la Rectoría, la quiero mucho más.

En términos generales, mi vida va bien, pese al desagravio de gente que consideré cercana y que al final falló. Supongo que todos fallamos, pero bueno… nada que no sea remediable. Cada vez entiendo más esa frase bíblica de “quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro”. Realmente no es fácil encontrar uno de verdad y de ahí que cuando tengamos uno debemos saberlo valorar. En ese sentido, el 2015 fue un año de reencuentros con viejos conocidos que me han aligerado la carga y otros nuevos a quien ya los considero como confidentes cercanos. En lo demás, que Dios sea el que guíe y yo lo siga. No tengo por qué apurarme. La vida lleva su curso y el tiempo no me asusta. Que todo sea como Dios lo tenga a bien, que ya me ha demostrado de sobra que cuando Él está al frente, las cosas van mejor.

Fenómeno del sol en la beatificación
Algo más antes de pasar a lo nacional e internacional: este año fue muy “centroamericano”. En mayo cumplí un sueño, un anhelo, un deseo de fe que tenía desde hace mucho tiempo: ¡ver a Monseñor Romero finalmente beato! El propio día en que se oficializó la fecha de beatificación compré el tiquete de avión y saqué vacaciones para el viernes antes de la ceremonia. Mi fallo del 2015 en el blog fue no haber escrito un post sobre este momento, pero supongo que lo reservaré para la esperada (pronta) canonización. Quedemos claros: aunque Monseñor Romero ya es santo hace rato para el pueblo, que al final de cuentas es el que decide qué pasa y qué no en la Iglesia, el hecho de que haya sido el propio papa Francisco quien lo oficializara le dio un impulso y un significado tremendo. Esa mañana del sábado 23 de mayo en San Salvador, con un calor tremendo provocado por el sol con un áurea a su alrededor, la fe de un pueblo que sigue sufriendo la violencia, la pobreza y la exclusión se hizo presente y le pidió a su santo mártir intercesión ante el Señor para que la realidad cambie. Además fue un día de reconciliación nacional, un momento para que la derecha y la izquierda, tan divididas como en pocos países de América Latina, tuvieran un encuentro y reconocieran el verbo de ese hombre que luchó por los derechos humanos de su pueblo, su bienestar y un futuro mejor para las mayorías. Un grande.

Yo en una de las pirámides más grandes de Tikal.
Luego llegó setiembre y no lo pensé dos veces para ir a Guatemala ida y vuelta por 168 dólares en avión. Una ganga.. Tenía una seria deuda con ese país, era el único que no conocía de América Central (bueno, excluyendo Belice) y si hubiera sabido de lo que me perdía, definitivamente hubiera ido antes. Gracias a la hospitalidad de Anita y Wicho, estuve en las impresionantes ruinas mayas de Tikal, admirando sus pirámides. Recorrí las históricas calles de la Antigua, Capitanía General de Guatemala en la colonia, el propio 14 de setiembre. Este es un sitio al que podría volver una y otra vez y espero hacerlo, ojalá este año, para ver su Semana Santa, tan legendaria como las sevillanas. Luego, un paseíto por la propia Ciudad de Guatemala, escenario de la revuelta que venía de echar democráticamente al cochino de Otto Pérez y su séquito. Finalmente un viaje a Panajachel, para ver el famoso Lago Atitlán que, por desgracia, estaba nublado. Pero bueno, otra excusa para volver a Guate, que sin temor a equivocarme, me resulta el país más interesante de la región… y eso que me falta mucho por ver: su cultura, su historia, su gastronomía, su pasado y su presente. Lástima la violencia, que aunque mucho menor que la salvadoreña y la hondureña, sigue siendo preocupante. La gran diferencia es que percibo un pueblo mucho más despierto, más pellizcado, más alerta que los otros dos. Eso me da una buena dosis de esperanza.

Entrada del Parque Nacional Cahuita
En octubre tengo que contar a Panamá aunque fuera solo para atravesar el Sixaola y hacer unas compras. Pero valga la oportunidad para decir que en el 2015 descubrí el Caribe costarricense con mi familia y amigos de la Rectoría. Limón es una provincia olvidada, cierto; hay una gran deuda con ella; cierto. Pero es un lugar que no ha sido afectado por el excesivo mercantilismo que hay en otras zonas del país y eso lo hace un lugar más auténtico y conservado en su tradición, aunque ese abandono también se traduzca en tráfico de drogas, pobreza y marginación. Todo el mundo está invitado a ir a Limón: sus carreteras están en excelente estado, su comida, deliciosa, sus precios módicos y su gente, como dice el dicho, lo mejor.

Paseo por las isletas del Lago de Nicaragua
Finalmente, en noviembre fui de paseo relámpago con alguna gente del trabajo a Nicaragua, el país que más he visitado en mi vida. Y aunque vi signos de mejora (pocos) en alguna de su infraestructura, lo cierto es que sigue siendo un lugar sumido en la pobreza y la falta de oportunidades, con un gobierno que definitivamente no colabora. Pero su gente continúa humilde y trabajadora, haciendo lo que puede para salir adelante pese a la adversidad, con parajes de ensueño y lugares hermosos para vacacionar. En resumen, nuestros pueblos centroamericanos están conformados por gente BUENA (lo pongo en mayúscula porque a veces las noticias nos hacen creer lo contrario), empunchada, con ánimos de un futuro mejor y víctima de la corrupción y de un sistema que basa su éxito en la ignorancia y la concentración de riqueza en pocas manos. El año que terminó fui salvadoreño con los salvadoreños, me enamoré de Guatemala, recordé los beneficios económicos de vivir en Panamá  y vi una Nicaragua mejor que la que recordaba en enero del 2005.

Ahora unas pocas palabras sobre el país y el mundo: aquí adentro parece que la cosa no mejora. El presidente y su equipo han cometido errores de bulto y no han sabido aprovechar oportunidades claras para reflejar el cambio que prometieron y que, pareciera, se les fue de las manos. La lentitud en la ejecución de proyectos y de voluntad política para discutir y aprobar iniciativas que a todas luces benefician a la población, solo para que “no se vea como logro de este gobierno”, tienen sumido en la esclerosis a Costa Rica. Este país ya dejó de soñar consigo mismo y tiene sus muy buenas justificaciones. Yo trato de hacer mi parte, pero tengo muy claro que mientras que los tomadores de decisiones no hagan su trabajo, mi esfuerzo y el de mucha gente no verá sus frutos. Lástima, porque tenemos la capacidad de salir adelante, pero nuestro egoísmo y deseo de trascender por nuestra cuenta, a costa del resto, no hará nunca que lleguemos al ansiado desarrollo y más bien provocará que nos alejemos de él.

Los criminales de Daesh (ISIS) en acción
En el mundo, el terrorismo de Daesh tiene contra las cuerdas a una gran cantidad de población olvidada y excluida, aprovechando los siglos de dominación y explotación de potencias extranjeras para retomar ese resentimiento y convertirlo en propaganda de atracción de yihadistas. Sigo pensando que a estos locos hay que pararlos, con balas si es necesario. Pero también considero que las grandes potencias tienen la obligación ética y moral de asumir su responsabilidad en la causa que llevó a que estos locos tuvieran protagonismo y arrastre: mientras las regiones empobrecidas del mundo no cuenten con condiciones dignas de vida, muchos Al Qaeda e ISIS seguirán apareciendo. Frente a esto, las luces tampoco se han extinguido y prueba de ello fueron los diferentes discursos que dio el papa Francisco en el 2015, principalmente el ofrecido en el Capitolio y las Naciones Unidas: ambos dignos de estudio y análisis por su contenido ético y práctico. El papa dijo en el seno de la primera potencia mundial unas cuantas verdades que a muchos no les gustó (prueba de eso fue que no aplaudieron mientras otros sí lo hacían) pero que como el Evangelio demanda, es necesario e indispensable decir para que esa conciencia humana no quede muda ante tanta injusticia y desparpajo. Preocupa el calentamiento global, el avance de la violencia del narcotráfico en Latinoamérica, las luchas tribales con decenas de muertos en África y el calor político al que se somete de cuando en cuando occidente y Rusia, como un guiño a la Guerra Fría que no trajo sino muerte, tensión y destrucción en pueblos inocentes.

Para este 2016 tengo pocos proyectos, pero muchas ganas de concretarlos: contar por fin con mi propio espacio de vida (llámese apartamento o casa) que me hagan convertir en dueño de mi vida y mi destino. También un par de ideas laborales que espero ejecutar, así como mi ansiada comunidad de adultos jóvenes, la cual tramito con complicidad del padre Álvaro Sáenz en Heredia y un grupo de amigos… esto hace rato me es necesario.

María Paula conociendo a Mateo. Ser tío es muy chiva
Que venga el 2016. Que siga siendo lindo ser tío de una bella enana de ya casi dos años y un recién nacido que me revelará las maravillas de jugar con un varoncito, poco a poco. Disfrutar a mis papás y sacarlos a pasear más aún de lo que lo hice en el 2015, ser de utilidad para mis hermanos, fortalecer mis vínculos familiares, sentirme aún más pleno en el trabajo y continuar la lucha por seguir unido a Dios. Y obvio, salud. Del resto no necesito más. Sí me queda claro, especialmente del susto vivido con mi papá, que la vida se va rápido, que debemos aprovechar a quienes tenemos al lado, para que no sea la muerte la que nos haga caer en cuenta de que lo esencial en la vida es invisible a los ojos del hombre, como dice “El Principito” (película que recomiendo): el amor, palabra que el mundo ha tachado de cursi y obsoleta, pero que nos confronta con lo básico de nuestra existencia, porque si de algo estoy seguro es que fuimos hechos para amar… y mientras no lo hagamos, seguiremos por la vida insatisfechos y vacíos. Es decir, miserables.

Aquí les dejo “Qué rápido”. Piezón de Martín Valverde que habla justamente de eso. Aprovechen su tiempo y el de la gente que los quiere. Nunca se sabe cuándo será muy tarde.


Feliz 2016.


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