Y creo que en mayor o menor medida todos lo estamos. El país
ya no da más y aunque uno quiera “hacerse el ruso”, la verdad es que tanto va
el cántaro al agua que termina reventándose por todos lados. Las cosas aquí NO
pueden seguir así. Tenemos como pueblo que detener el rumbo que llevamos, en el
que cada quien lleva las aguas a sus molinos y el común se queda en sequía.
Fuente: Wikipedia.org |
Me había resistido a tocar el tema porque he estado
desanimado ante las promesas de cambio que no terminaron de despegar con este
gobierno que, pensé, sería eficaz en acelerar el proceso de recuperación del
Estado. La verdad no lo ha logrado y tampoco se ve que se hayan hecho ingentes
mejoras en temas básicos como seguridad, empleo, educación y salud. A don Luis
Guillermo le ha hecho falta escuchar gente más allá de sus colaboradores cercanos
pero menos allá de ciertos expresidentes de muy ingrata memoria, quienes provocaron
la debacle actual de Costa Rica.
Lo dije (y no solo yo) un par de veces cuando el actual
presidente quedó electo: Luis Guillermo no tiene derecho a hacer un mal
gobierno. Cuenta con el apoyo de 1,3 millones de personas que confiamos en él,
lo llevamos ahí para ver una forma diferente de hacer las cosas… y aunque sin
los sonados casos de corrupción y mala administración de recursos públicos a
los que nos tuvo acostumbrados el PLN entre el 2006 y el 2014, la pura verdad
es que la esclerosis de la que padece el país para ejecutar decisiones (desde
el Ejecutivo… la palabra lo dice) es insoportable.
Pero evidentemente la culpa completa (y ni siquiera la
mayoritaria) no es del presidente y su equipo. Es solo la punta del iceberg de
una serie de actores políticos y sociales que tienen a este país secuestrado y
en vías de aumentar su desigualdad, individualidad y vulnerabilidad. Las nuevas
generaciones sueñan ya no con un futuro promisorio como sociedad, sino con “salvarse
quien pueda”, tener un negocio y salir avante con sus familias, a pesar de que
esto no beneficie a la colectividad.
Fuente: wikipedia.org |
Empecemos por la Asamblea Legislativa. El triunfo de lo que
parece ser un partido de centroizquierda terminó por unir a la derecha, como
bien lo dijo el exdirector del Estado de la Nación, Miguel Gutiérrez Saxe, en
los Foros Institucionales que ha estado organizando la Universidad de Costa
Rica en este mes. Eso ha provocado que la función de legislar, de uno y otro
lado e incluso a lo interno del PAC, quede de lado. Aquí lo que ha prevalecido
es el interés político de evitar que el PAC y sus aliados del FA se prolonguen
en el poder y conseguir que la vieja política se restablezca en los puestos de
control y determinación.
Es triste ver cómo diputados (y exdiputados, exministros…)
del PLN, ML y protestantes se preocupan más por impedir al Ejecutivo cualquier
avance en sus propuestas traídas de campaña que por ofrecer ideas que mejoren
la situación fiscal y social de la nación, todo con el fin de hacer ver al
gobierno como una “mala administración” para tener sus réditos el domingo 4
febrero del 2018. Y es así como la política electorera nuestro país se
convierte en una máquina de recaudar votos, muy por encima del interés común,
cuando aún falta mucho todavía para el inicio de la campaña próxima.
Fuente: entornointeligente.com |
La ideología pasó de moda. En la mayoría de los casos, ya lo
que realmente interesa no es si se es neoliberal, socialdemócrata, bolivariano
o socialcristiano, cuyo fin sea la búsqueda de una Costa Rica más próspera y
equitativa. Menos si lo que se busca es beneficiar solo a un grupo específico
de la sociedad, ya sea religioso o de otras características. Aquí lo que realmente
importa es el interés de quienes invierten en los partidos, de forma que la
suma de dinero aportada se retribuya, mediante proyectos de ley o gestiones que
se transforman en réditos de poder y riqueza, o bien de prestigio para un
nombre que se quiere convertir en falso caudillo. De nuevo, las políticas
públicas son lo de menos. Con el agravante de que la credibilidad en los partidos políticos va en depresión, y cómo no, con partidos políticos con condenas como el más reciente caso del Movimiento Libertario, que montó una mampara en campaña para cobrar dineros públicos. Bonita manera de ayudar con las finanzas públicas.
Ante este panorama meramente estatal, tenemos otros “jugadores
adicionales”. En el carril derecho de la cancha se encuentran los grandes empresarios,
aquellos que quieren un estado pequeño, para que no los esté jodiendo y
controlando mucho. Ellos buscan acumular riquezas con grandes ventas a lo
interno y externo del país, exportando a mercados que interesan (o deteniendo
la entrada de productos extranjeros cuando no conviene). Es la gente que, si de
ellos dependiera, los salarios mínimos serían todavía más mínimos para bajar
costos de producción y tener mayores ganancias, así como pauperizar las condiciones
laborales de sus empleados.
Dentro de este conglomerado tenemos a los medios de
comunicación (muchos, la mayoría), los cuales sirven también a esos intereses
porque, al final de cuentas, sus grandes ganancias provienen de la publicidad
que estos grupos generan, por lo cual necesitan que el empresariado marche
bien. Eso no estaría del todo mal si no fuera porque se olvidan del beneficio
de la colectividad, a pesar de jugar de “paladines” de la justicia y de la “voz
de la ciudadanía”. Muy grandes les quedan esos títulos cuando muchos de ellos
tienen serias deudas con el fisco o son reacios a declarar impuestos como
corresponde y ni hablar de la parcialidad en la agenda propia y el interés
editorial, que en buena medida oculta información que es valiosa para que el
costarricense “de a pie” se forje su propio criterio… todo eso sin mencionar
también que algunos de ellos explotan a su personal, haciéndolos laborar hasta
12 horas diarias por un salario mínimo que en nada valora su esfuerzo. Lo peor
de todo es que hay colegas periodistas felices de defender la injusticia
proveniente de esta clase de demagogos que, un día sí y el siguiente también, quieren
todo el queque para ellos y ni una tajada para el resto.
Fuente: socialismo-o-barbarie.org |
Ahora bien, en el carril izquierdo tampoco hay perdón que
quepa. Los sindicatos, que más bien podría llamárseles “cinicatos” (por
cínicos) son la misma cosa pero al otro lado del espectro. Si por ellos fuera
la función pública no debería tener ningún control, los empleados estatales
deberían estar llenos de privilegios y lujos, las convenciones colectivas justificarían
cualquier esfuerzo económico del Estado por sostenerlas, aunque eso signifique
la quiebra del país… “porque así lo defiende la ley”. Es la gente que vive en
el mundo de los ositos cariñosos, donde todo son risas, colores y no se puede
permitir la más mínima dosis de realidad que venga a desequilibrar el estado
idílico de bienestar personal. Esos tampoco piensan en el pueblo. Son gente
agresiva, capaz de paralizar el país si sus caprichos no se cumplen, con
huelgas, bloqueos o tortuguismos. Es la gente que ha denigrado las luchas
sociales hasta el punto de robarle toda legitimidad a las que podrían estar
justificadas. Es la gente que ha estropeado el legado de grandes pensadores
como Manuel Mora o el propio José Merino. Vagabundos de escritorio y café que “les
vale” lo que pasa fuera de su círculo, porque son incapaces de mover un dedo
cuando realmente el país los requiere.
Estamos hartos de todos ellos. Hartos de que se apropien de nuestro presente y futuro. Hartos de la falta de conciencia social que solo
empuja a la colectividad a una inercia que huele más a muerte que a avance. El
pueblo quiere sentir que Costa Rica camina, pero que camina para delante, que
podemos soñar con infraestructura de primer mundo, un transporte público que en
lugar de ralentizar los viajes más bien los haga más rápidos y eficientes, de
puertos y aeropuertos que permitan mayor ingreso y egreso de personas y
productos, de calles que no den vergüenza mostrar al turista que nos visita por
la cantidad exorbitante de huecos (desdichadamente, son las menos) y de la platina
de cierto puente que llega a su sexto año sin que se vea un arreglo pronto… y
más bien, el costo de su reparación total sube, premiando la mediocridad de
quienes han tenido la solución a su alcance.
Fuente: entornointeligente.com |
Costa Rica no puede darse el lujo de perder la lucha contra
el narcotráfico y de ver que en nuestras calles las pandillas se matan entre sí
como si esto fuera el salvaje oeste. Tampoco de que la desigualdad lleve a un
aumento de la delincuencia y la criminalidad, todo en búsqueda de satisfacer su
propia necesidad a costa del resto que sí se esfuerza en tener una vida digna.
Este país no puede renunciar al sueño de que su población esté cubierta por un
seguro social que brinde un servicio con calidad y eficiencia, sin tener que
esperar al 2022 por una cirugía. Tampoco podemos acostumbrarnos a que la mitad
de nuestra juventud no obtenga su bachillerato y abandone el colegio,
condenándola a trabajos mal pagados y una vida sin progreso. Además, no es
opción que nuestros agricultores, esos que aseguran nuestro alimento, queden
desprotegidos, al igual que los micro, pequeños y medianos empresarios que “la
pulsean” para sacar adelante el negocio que les da de comer a ellos y a sus
familias. Y así podría seguir enumerando muchas otras apuestas que no podemos
perder.
Fuente: tuqueopinas.com |
Gente, el país se nos va de las manos. Y si lo dejamos a la
conciencia de políticos, empresarios y sindicatos podemos irnos despidiendo del
sueño de progreso que tan bien forjaron nuestros abuelos y tan mejor aún hemos
desmantelado nosotros. Tenemos que tomar una decisión como organización civil y
hacer un llamado a las bases de este pueblo para exigir acción a quienes
corresponde tomar decisiones. No sea que algún día, un advenedizo llegue a
presentarse como el mesías costarricense (ya lo hubo) y nos encontremos ante un
caso de prolongación del poder sin detenimiento, como ya ha ocurrido en otros
países de América Latina.
Estamos a tiempo pero hay que actuar ya. Ojalá que el gobierno
convocara a un diálogo nacional (donde se podría prescindir de partidos
políticos) a representantes de diferentes grupos sociales y que, desde abajo,
naciera una propuesta que sea ejecutable.
Hay que hacerlo pronto. Materia gris en este país sobra.
Voluntad de algunos pocos, pero que nos tienen maniatados, falta. Esto es para
ayer.
2 comentarios:
Excelente Pablo!!!ojalá el pueblo despertara y defendieran nuestros derechos y nuestra libertad como se debe.. no es película .. la cosa va de mal en peor..todos critican, señalan e inclusive ..dan el problema y la solución queda en aire..muy muy muy pocos actúan y defienden nuestro pequeñísimo pedazo de tierra... todo se queda en hablar .. política ...política... política sinónimo de estafa, hurto, mentira, desigualdad, corrupción al tope..al final Mi Costa Rica ni tan libre ni tan blanca y ni tan pura ..paz para el que no tiene necesidades, paz para el que a costa de otros sobrevive como una sanguijuela, se quedó en pura rima la bella estrofa de nuestro himno nacional .."Cuando alguno pretenda tu gloria manchar, verás a tu pueblo valiente y viríl, la tosca herramienta en armas trocar".. si no hago valer mis derechos y la libertad por la que lucharon nuestros antepasados, entonces, el futuro de mis generaciones estará destinado a sobrevivir y no a vivir ... ya NO dará dulce brigo y sustento, se quedarán sin limpio cielo sin trabajo y sin paz....
Gracias Nela. Me encantó esa metáfora con el himno que proponés. La verdad es que aquí es, o todos pensamos en el bien común o muy pocos se van a quedar con todo. Lo triste es ver que no hay quien le ponga el freno a esta situación. Ya es hora de que haya un despertar colectivo y de que todos nos demos cuenta que es necesario ceder para que las cosas salgan bien. El doble discurso nos está matando y parece que el amor al país queda solo (y si acaso) para los partidos de eliminatoria y de mundiales de La Sele. El amor a la patria es, en el fondo, amor a quienes conformamos la nación.
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