viernes, 20 de enero de 2012

Un día a la vez


Sssshhh! Sin hacer mucha bulla. Porque esto es algo medio íntimo. Silencio por favor.

Esto de vivir duele, sufre, destroza. Significa muchas veces renunciar a lo que más querés, a lo que anhelás. Es como si de tu corazón una capa se desprendiera sin entender por qué... porque basta con saber que así pasa y que es normal.

El comenzar de nuevo es de valientes. Más cuando parece que ya no hay de dónde. Te sentís solo, sin nadie que te empuje, que te acompañe. Eso duele quizá tanto como lo otro. Porque adelante hay tantas interrogantes... y no tenés idea de qué camino coger, salvo atinar a defenderte.

El surgir de las cenizas como el fénix es de grandes. Quizá por eso siempre he dicho que me encantaría que ese animal mitológico existiera. Porque te motiva y te da esperanzas, te hace créer que cuando no hay nada posible, la meta se hace posible.

En ese sentido, mi inspiración propia es Cristo y su resurrección. Lograr el mayor de los éxitos cuando todos lo creían fracasado. ¡Oh Dios, cuánto me falta aprender de vos! Desearía dejar de ser tan orgulloso, tan petulante, tan soberbio... y de una vez por todas aprender a dejarme llevar por tus impredecibles caminos.

"¿Y ahora, qué hago?" Exclama mi corazón. El pobre, no es para menos. Ha sufrido, ha mejorado, pero sigue sufriendo, porque sigue amando. Porque ambas son humanas. Y sin amar el autoflagelamiento, sufrir te hace recordar que estás amando y eso es vivir.

Las cosas que hoy no tienen sentido, las tendrán luego. ¡Pero cómo me cuesta esperar a que llegue ese momento! Cuán difícil es soportar los designios de Dios cuando tu fe es mediocre, porque confiás más en vos mismo que en Él. Porque creés que lo que te conviene es lo que exigís haciendo berrinches, como niño malcriado que grita si no tiene lo que quiere.

Cuán duro es educar al alma a sentir paz, cuando su ambiente la invita a lo contrario. Vivir, en la mayor parte de los casos, es un ejercicio de prueba y error. Y no es desear ver la vida en blanco y negro con un montón de grises... es saber que cuando uno de esos errores se transforma en éxito, entonces toma colores tan hermosos que olvidás los opacos.

Por ahora, me es imposible entenderlo y entenderme... me hago muchas preguntas y me faltan muchas lecciones, supongo, para poder dominar esta materia. Me parece que no tengo por qué angustiarme...

… un día a la vez, dijo un sabio hombre en el pueblo italiano de San Giovanni Rotondo... hace muchos años... un día a la vez.

1 comentario:

Caro dijo...

Qué bonito. Supongo que uno lo ve a usted escribiendo de política y actualidad nacional y no se espera algo como esto.
Renacer cuesta y vivir duele y destroza, en eso tiene toda la razón, pero también como lo pone aquí ambas cosas son posibles. Uno cree que no se levanta, pero viene la mano de Dios y pone nuevas fuerzas donde no hay o donde no se merecen. Gracias a él que lo hace todo por gracia y no porque no lo merecemos o no.
Esta lectura me refresco el alma, eso de que no es lo que yo quiero, sino lo que Dios sabe que tiene que ser. Me alegro montones de haber leído esto y que lindo que lo haya escrito mi gran amigo. :)