Atardecer de ayer, 31 de diciembre en Esparza, Puntarenas. |
Para no perder la tradición, aquí va
mi reseñita del 2011 y mi visión sobre lo que tendrá este ya
presente 2012. Y la verdad siento que entre uno y otro, existe una
estrechez algo compleja. Si algo tengo que decir del 2011 es que, tal
como los deseos lo expresan cada 31 de diciembre, fue un año
prospero. No lo escribo monetariamente hablando. Lo digo en cuanto a
experiencias de vida, de esas que les he comentado repetidamente en
estos últimos años. De las que me han permitido sentirme ahora más
seguro de mi mismo, más persona, más completo, si se quiere.
Mi última vista de Grenoble, el lugar que me recibió en Francia. Foto de
mediados de noviembre.
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El 2011 me trajo muchos regalos. Sin
duda, el que más valoro es la contrariedad del diario vivir, lo que
implica también la paradoja de no lograr todo lo que siempre quise,
y sin embargo, sentirme feliz conmigo mismo. La gran decisión de los
pasados doce meses consistió en seguir o quedarme en Francia. Costó
un montón tomarla, tal como se los comenté en el post anterior.
Cada amanecer traía consigo soledad y satisfacción que formaban
parte de mi pan diario parisino. Fácil no fue y no lo sigue siendo.
Hipócrita sería si dijera que ya superé el hecho de haberle dicho
adiós a “mi Francia”. Hay muchas cosas que extraño. Pero en el
casi mes que llevo de vuelta en tierras ticas, he vivido ya mucho de
lo que extrañaba. Y tampoco me he arrepentido ni un solo segundo de
estar donde estoy.
Tumba de San Francisco. Asís. Abril del 2011 |
Parte de ese crecimiento me lo dio el
ingrediente principal que identificó al 2011: la gran cantidad de
viajes realizados y de experiencias vividas. Especialmente entre
abril y mayo, el haber estado en Islas Canarias, Italia y China me
ayudó a tener una visión mucho más global del mundo. Lo del
archipiélago Canario hizo darme cuenta que la situación para
concretar mi máximo sueño, el de ser periodista en Francia, o en su
defecto en Europa, no sería nada sencillo por una razón bastante
simple: la crisis económica estaba golpeando más de lo que yo creí.
El viaje italiano, en cambio, me sirvió para ver otra cosa: Dios me
estaba haciendo demasiada falta en mi vida. Y no porque no estuviera
del todo, pero lo tenía alojado en el patio, en lugar de darle un
cuarto, el más grande de mi espíritu. El Viacrucis con el Papa, la
Vigilia Pascual en aquella humilde parroquia de las afueras de Roma,
mi oración ante la tumba de San Francisco en Asís mientras cantaba
“Hazme un instrumento de Tu paz” (que por cierto, no pude
terminar de entonar), la sensación de tocar la tumba del (San) Padre
Pío en San Giovanni Rotondo y la vuelta a Roma para vivir las
actividades que enmarcaron la beatificación de Juan Pablo II fueron
más que suficiente para que Dios me hiciera recordar cuánto
necesitaba de Él, cuánto vacío tenía mi alma sin su presencia y
cuánto requería de su amor para hacerle frente a mis retos. Que sin
Él no podía nada, pero con Él, todo. Y luego, inmediatamente, sin
posibilidad de respirar, llegó China, mi última parada en mi viaje
de maestría. Otra cosa totalmente diferente a lo que sea que haya
vivido en el pasado, algo que ya conté en mi comentario de junio. El
año terminaría con un viajecito vacacional a la muy elegante y
suntuosa Londres para no venirme con el “pique” de no haberle
dado una vueltita… y mi retorno a esta tierra que me reclamó como
suyo.
Yo practicando caracteres chinos en Tonghai, China. Mayo 2011 |
Y si dificultades hubo en el 2010, el
2011 fue abundante también en ellas. La memoria para graduarme como
master del CUEJ – Université de Strasbourg, el estrés de no tener
dónde quedarme en París a la vuelta de esos viajes ya mencionados.
La habitual batalla con las maletas en el metro parisino, una
varicela para nada bienvenida pero que me hizo acordarme de cuán
humano soy. La lucha por lograr tener los papeles que me permitieran
permanecer en Francia. El estrés causado por un ritmo de vida
compartido entre la nueva “U” y RFI, el tener que convivir con
gente no necesariamente agradable, y por sobretodo, esa sensación de
soledad e impotencia que se negaba a abandonarme, lo que terminó de
convencerme de comprar ese tiquete de Frankfurt a Alajuela.
Es evidente que mi regreso al final del
año significó ponerle un punto y ¿final? a ese sueño labrado
durante tantos años atrás. Era decirle adiós a Francia y a esa
ilusión que tuve desde mis más tempranos años de pubertad. Pero
era eso o admitir que seguiría viviendo infeliz sin una razón, ya,
necesaria o lógica. Todo sueño merece sus sacrificios, estamos de
acuerdo, pero también creo que es parte de la madurez de cada quien
saber cuál es el momento de aceptar una aparente derrota, o al
menos, de cambiar de ángulo en la batalla para conquistar victorias
que no parecían tan relevantes.
Champs Elysées, iluminación 2011. |
Como lo mencioné antes, fácil no ha
sido. Aún hoy no termino de aterrizar. Me da pavor sentir que me
equivoqué, aunque sinceramente, y no lo digo como “terapia
autoayuda”, hasta ahora no he sentido que mi regreso se haya
tratado de un error. A veces ciertas cosas que creemos parecían
buenas o correctas no lo son y cuesta aceptarlo. Me ocurrió montones
de veces en diferentes temáticas de mi vida y me sigue ocurriendo
incluso ahora. Pero Dios (y el tiempo) traen la respuesta. El 2011 me
terminó de mostrar lo que soy capaz, me regaló un título de
maestría añorado, el sentirme periodista en una ciudad que siempre
había soñado, superar problemas de salud, relaciones sociales y
economía: el mundo no se cayó. Hoy soy más fuerte que nunca
gracias a las derrotas y dificultades pasadas. Entonces, ¿por qué
habría de sentirme menos o perdedor? De ninguna manera. Esas
experiencias forjan nuestras capacidades como el hierro en el fuego.
Entonces que me sigan metiendo en hornos. Soy consciente que el peor
rival que tengo soy yo mismo. El peor obstáculo de mi vida lo
encuentro siempre en mi mente.
Todo lo anterior sirve como requisito
cumplido para enfrentar a lo que he denominado, el año de mi
reinicio: el 2012. Todo, o casi todo comienza de nuevo. Nuevo
trabajo, nuevo apartamento (porque ya comprobé que la casa de mis
papás significa un retroceso para esa búsqueda de “mi yo”, que
emprendí desde el momento en que partí para Francia). Nuevo carro
(puede verse como algo sin importancia, pero para mí significa esa
consolidación de independencia que busco), nuevos amigos que sin
duda vendrán, los cuales complementarán de forma gradual a mi
reducido grupo de gente valiosa con el que cuento. En resumen, llegó
el momento de “quitarle la pausa” a la película de mi vida en
Costa Rica que les comenté repetidas veces. Llegó la hora de
enfrentar lo que dejé aquí, con una mejor armadura y capacidad de
reacción. Si al 2011 le tenía mis temores, al 2012 lo veo como un
reto a vencer: demostrarme a mí mismo que lo dejado en Francia
tendrá valor siempre y cuando logre complementar con hechos mi
potencial. Quiero llegar tan alto como pueda. Y no hablo de
vanaglorias, de títulos o cuentas bancarias. Hablo de mí mismo, de
mí superación, de mi anhelo de vencerme. No hay razones para no
creer(me)lo posible. Solo le ruego a Dios humildad para no olvidarme
de dónde vengo, el por qué hago lo que hago y hacia dónde voy. El
día que pierda mi norte, no seré más que un estúpido arrogante,
un desalmado de la vida, como muchos que he visto repetidas ocasiones
pasar a mi lado y que han terminado en la nada.
Mi abuela y yo, el día de mi regreso a CR. Para "el cierre" de la
publicación de este comentario, doña Adilia se encuentra en el hospital,
muy mal, producto de una complicación pulmonar.
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Sobre lo laboral, tengo claro lo mucho
que puedo aportar, el reto estará en no decepcionar a nadie,
empezando por mi juez más estricto: yo mismo. En cuanto al aspecto
sentimental, vamos tranquilos. Ni urge, ni precisa y tampoco
desespera. Si algo conveniente se da en estos 366 días venideros,
pues bienvenido será… y si no, seguiremos en paz. Lo único que
realmente me inquieta del plano personal es la salud de mi abuela, a
quien se le ha complicado su salud desde hace mes y medio. Mi linda
Adilia, con casi 96 años, se encuentra en el final de su vida, una
vida llena de actividad, de fe, de ganas… una vida que yo quisiera
emular, aunque me quede corto. Lo que me deja satisfecho es que ella
sabe cuánto la amo y viceversa. Dios hará lo que tenga que hacer y
dará el valor para enfrentar lo que haya que enfrentar. Vamos
adelante, sin miedo.
Plano político - social,
pues el pronóstico es bastante desalentador. La sonada vuelta de
Chema, la absolución del “pobrecito” de Rodrigo Arias
Sánchez, “víctima” de una acusación sin pruebas, el derrumbe
del Movimiento Libertario por sus acusaciones de hechos manchados por
corrupción y la falta de una respuesta clara y creíble desde la
oposición… sindicatos que siguen luchando por sus intereses y no
los del país en general, una Iglesia jerárquica más dormida que
nunca, que ya ni habla… y medios de comunicación que siguen
proponiendo programas faltos de neuronas pero ricos en viejas tetonas
(para que rime)... en fin, un país insípido, con el que ya no
sueño, porque ya no se atreverá a atreverse.
Vista que tenía de Puntarenas al momento de redactar este post.
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Las estrellas que tengo
sobre mi cabeza en el momento de finalizar este comentario me
recuerdan que a veces es necesario ver al pasado para aprender de él
y aplicar ese conocimiento en el presente. Las pequeñas alegrías
vividas en el 2011, entre las que destaco ese abrazo de recibimiento
de mis padres y hermanos, la mañana del 5 de diciembre, deberían de
ser suficientes para convencerme de que esta vida es lo
suficientemente hermosa para vivirla. Y la oportunidad de comenzar de
nuevo será aprovechada. No la dejaré caer. No ahora que se de lo
que soy capaz. Si lo logré en un ambiente difícil, casi hostil, no
veo por qué no sería capaz de hacerlo ahora que el viento,
finalmente, vuelve a estar a mi favor.
Exitoso y bendecido 2011
para todos ustedes, los que han tenido la paciencia de leer estas
líneas. Un abrazo. El Pablo de siempre. Y... Señor, en Vos confío.
5 comentarios:
Pablo, venga lo que venga, siempre saldrás más fuerte... más vos mismo... las buenas y las malas noticias son relativas de acuerdo a la riqueza y la madurez que nos aportan... vale la pena gastarse dando lo mejor... y veo que vos le das duro a eso... saludos!
Que cosas verdad, que ese 2011 se las trajo todas consigo?
Definitivamente fue un año de cambios drásticos y decisiones difíciles. Pero al final, me he dado cuenta que por más miedo que dé, hay cosas que terminan siendo lo mejor, lo que uno necesitaba y uno no tenía esa perspectiva hasta después de que pasaron.
Yo me alegro muchísimo de que estés de vuelta y pienso molestar como yuyo para mantener la cercanía porque manda mucho que viviendo en la misma ciudad y trabajando prácticamente a la par nos desconectemos. Además parece que nos quedan bailadas pendientes donde está ud. con su familia (o algunos primos al menos) y yo de metiche. :P
Vos bien sabés que para mí, este año pasado (que gracias a Dios ya terminó) no fue nada fácil, pero al igual que vos estoy infinitametne agradecida con Dios por todo lo que pasó en él...
Ahora, amigo mío, de mi parte solo queda aprovechar que estas de vuelta y ofrecerte la misma amistad que ha estado aquí desde hace todos los años que ya vos sabés cuántos son (para no cantarnos con números por este medio tan público... :P)
Por el momento, será aprovechar las horas de almuerzo para hablar paja cuando se de la ocasión y haya plata y tiempo. :)
Q bonito comentario, y más aún, toda la madurez y crecimiento espiritual que se reflejan en él. Deseo que tu 2012 sea también de mucho crecimiento y felicidad. Un abrazo, Pablex, se le estima mucho!!
Pablex... un saludo y un abraso... eres un gran profesional y ante todo una gran persona... sincera y humilde... que sabe para donde va... y que desea de la vida... y si aun no lo sabe... DIOS te mostrara el camino... muchas bendiciones en esta nueva etapa...
Mon cheri, disfrute mucho de su familia y de sus amigos. Me imagino lo contento que estuvo esta navidad comiendo tamales... Paris esta igual como la dejaste, solo que con lucecitas festivas. Ojala esos cuatro (?) meses que viviste aqui te den ganas de volver mas adelante a festejar el Beaujolais Nouveau 2023! jajajajaja. Una abrazo, mi Pablex. Sofi.
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