lunes, 31 de octubre de 2016

Las lecciones de Saray

Me atormenta la idea de que una muchacha de tan corta edad y con tanta humildad, esfuerzo, sinceridad y valentía, desaparezca de este mundo en términos de segundos. Casi diría que no es justo.

Saray fue una de esas muchas personas que todos conocemos de las que, aunque no llegamos a tener una comunicación muy profunda o un conocimiento claro de ellas, sí sabemos que son buenas y que pasan por la vida queriendo hacer el bien. Esa era Saray y así resultó poder ser definida no solo por mí, sino también por sus excompañeros del Seminario de comunicación para otras carreras, de la UCR, del cual fui profesor de marzo a julio. Una linda experiencia.

A Saray la recuerdo muy callada, pero no por eso desinteresada o poco participativa. Le gustaba poner atención y en sus trabajos había un evidente esfuerzo por hacer las cosas bien. No fue una de las que llegaba a calentar el campo y solo preguntaba si tenía una interrogante retadora para su “profe”, como ella me decía. Eso sí, no era tacaña para dar su sonrisa dulce y mirada tierna. Realmente, como ustedes pueden ver, dejó huella en mi memoria y en la de los otros estudiantes.

Cuando Nicole, otra de mis exalumnas, me mandó un mensaje para decirme que era Saray quien había fallecido el pasado miércoles en la noche, simplemente no lo quise creer. Quería aferrarme a la idea de que había sido una estudiante de medicina, como varios medios lo informaron (mal, para variar). Al final, la rectificación en un par de sitios web me terminó de echar un balde de agua fría. Era ella, la misma sonrisa, los mismos ojos…

Ya de por sí era horrible la sensación de saber que una estudiante de la UCR había fallecido en la acera de ese semáforo, que tantas veces usamos todos los que hemos estudiado y trabajado en la U para pasar al otro lado de la carretera de circunvalación frente a Derecho. Pero el saber que se trataba de una persona que inspiraba cariño y sencillez, que la había visto el semestre pasado todos los martes en la tarde, durante tres horas, me golpeó al punto de que aún hoy domingo 30 de octubre, al escribir estas líneas, no salgo del dolor y del estupor. Saray ya no está con nosotros. Se fue al cielo a vivir con ese Dios que ella, desde sus tiendas, adoraba y servía.

Y uno se pregunta, muy humanamente, "¿por qué?" Misma pregunta que se hacen familiares y amigos de tantos costarricenses que mueren al año víctimas de un asesinato o de un accidente de tránsito. Y obviamente, los que creemos, levantamos la vista a Dios y hasta lo queremos responsabilizar a veces de lo ocurrido… como si Dios estuviera jugando desde arriba con nosotros como marionetas. La verdad es que Él no quiere que estas cosas pasen, estoy seguro, pero parte de la libertad que nos dio involucra acabar con su creación o ser acabados por ella. Y eso incluye, también, morir o matar.

Saray formó parte del Programa de Voluntariado de la UCR
La ida de Saray no se puede quedar para nosotros (especialmente para quienes la conocimos) como un triste acontecimiento que tendremos que sobrellevar y que finalmente olvidaremos cuando el tiempo pase - cosa que será imposible porque la recordaré siempre que maneje o camine por esa acera -. Su partida, tan amarga como abrupta, me deja muchas lecciones, más y mejores de las que, posiblemente, pude enseñarle yo como su profesor.

La primera y más evidente: conducir con precaución. Manejar con el tiempo se vuelve casi un asunto instintivo y hasta automático. Y aunque nunca he cometido una irresponsabilidad tan grande como la del tipo que chocó y luego cayó con su carro encima de Saray y su amigo, no voy a jugar de santo inmaculado; y sí, en algún momento he acelerado para alcanzar el semáforo antes de que se ponga en rojo. En general, si la circunstancia me duele, debo hacer todo lo posible por no ocasionarle un sufrimiento similar a nadie (lo cual incluye también no ser yo la víctima producto de una imprudencia propia).

La segunda, y tal vez la más importante: nadie tiene su vida asegurada. No sabemos cuándo nos van a venir a buscar. La muerte es parte de la vida y puede darse en cualquier momento. Como dato curioso, Saray me contactó por Whatsapp hace 15 días para saber detalles del proceso de contratación en la U. Me alegró mucho saber que ya estaba con la tesis y que vivía de nuevo en Limón. Y, de pronto, su vida en este mundo se apagó. Eso lleva a que uno mismo se cuestione: ¿Si muriera mañana, habré vivido como yo quise? ¿Habré hecho el bien que quería? ¿Habré amado como mucha gente lo mereció? ¿Habré disfrutado de la vida? ¿Habré dado demasiada importancia a cosas realmente superfluas? No me cabe duda de que dedicamos demasiado tiempo en nuestra vida a temas que, la verdad, son totalmente prescindibles. Se nos va la existencia pensando en tener, en usar, en gastar, en invertir… pero qué poco usamos para vivir. La maldita posmodernidad y el afán del éxito individual que nos hace sentir dioses son los responsables.

Saray también me enseñó a que lo bueno nuestro es lo que se queda con la gente. Y en este sentido, su humildad, sencillez, carisma, simpatía y esfuerzo es lo que yo guardo de ella. Como dije al principio, si hubiera sido otro tipo de estudiante, uno posiblemente se vea golpeado por la noticia, pero hasta ahí… No obstante, una persona como ella, con ese tipo de chispa y de actitud, definitivamente logra impactar la vida de uno, aunque sea de una forma muy básica.

Y, en la fe, Saray me dejó la lección de que debemos estar preparados para cuando nos llamen al encuentro definitivo con Cristo. Aunque no compartiéramos la misma religión (yo católico, ella evangélica), era evidente su pasión por Dios. Dejó de hacer en una ocasión un trabajo por una actividad religiosa. Muchos universitarios verían esto como una imprudencia o incluso vagabundería. Yo creo que ella sabía perfectamente dónde estaba su tesoro. Eso me reconforta bastante para imaginar que Saray no solo no dejó de existir, sino que está con quien le daba sentido a su existencia.

Así que, ya ven, Saray y su trágica muerte, con poquito me enseñaron mucho. Queda en mí y también en usted ver qué echa para su saco.

Descansá en paz, mi estimada. Nos volveremos a ver, algún día… o al menos eso espero yo. Con todo el corazón y el dolor de tu partida, tu “profe”. 

Mucha fuerza a sus familiares y amigos, que si yo lo he sufrido, no imagino cuánto más ellos que realmente la conocieron y la amaron.


16 comentarios:

Gabriela Arteaga dijo...

Que HERMOSAS palabras, Me dejó la sensación de que si en nuestros países centroamericanos, hubiesen más jóvenes como Saray, no sólo estaríamos mejor, sino que estaríamos BIEN...
pero Dios tiene una historia perfecta, con cada uno de nosotros, la de Saray seguramente habrá sido la de dejar HUELLA... y la dejó.
Dios les de fortaleza y mucha paz a los corazones de su familiares,amigos y maestros que como usted, tuvieron la oportunidad de enriquecer su vida, con la vida de ésta hermosa jovencita. Saludos desde El Salvador.
Gabriela Arteaga

Bataan Recuerdos Por Simpre una Mirarada al pasado dijo...

Gracias amigo Pablo por esas.palabras y por este Recuerdos nacimiento hacia Saray los que la conocimos sabemos que dices la verdad...Gracias de parte del Pueblo de Bataan

Anónimo dijo...

Sin Duda una historia de lucha y palabras retadoras a través de una historia de vida.

Stephanie Badilla Fonseca dijo...

Unas de las mejores palabras .. la recordare siempre cm mi excelente amiga saray �� ❤��

Anónimo dijo...

Hermoso testimonio de vida dejo esta joven...
Dedicarse de lleno a Dios y a sus estudios...

marinlester dijo...

Sin duda Pablo hermosas palabras para recordar acerca de la vida de Saray por este mundo terrenal. No tuve el gusto de conocerle a pesar de ser vecino del pueblo donde vivia y Profesor en el colegio donde hizo sus estudios de secundaria. Pero compañeros que la conocieron la describen como usted lo hace es esta excelente nota. De mi parte me embarga una gran tristeza saber que ella pudo ser mi hija que tambien estudia en la UCR. Saber que por una imprudencia como bien usted lo menciona podemos causar tanto dolor, solo por ahorrar 30 segundos de una luz roja en semaforo. Que esta tragedia nos llame a la refelexion todos los que andamos al volante y no ser mezquinos en querer robar unos segundos al tiempo, por eso puede significar una perdida mas grande como fue la Vida de Saray Rios Ortega. Ella de seguro esta en un mejor lugar cerca de nuestro creador, paz a sus restos y Fortaleza a la familia para sobrellevar esta gran prueba. Descansa en paz Saray.

Unknown dijo...

¿Si muriera mañana, habré vivido como yo quise? ¿Habré hecho el bien que quería? Sin palabras, gracias caballero porque me hicistes ver tantas cosas que por el vivir "corriendo" se nos olvida el verdadero sentido de la vida!!

Unknown dijo...

Hermosas e inspiradoras palabras que llaman a la reflexión....

Stephanie Vega Quirós dijo...

Que hermosas palabras, de verdad me han conmovido. Aunque no la conocí, espero que Dios le de paz y consuelo a su familia y amigos. Y que esto sea una lección para todos los que estamos detrás de un volante, para no causar dolor a otros y a nuestras familias...

crincled dijo...

Ha usted logrado expresar muy atinadamente la injusticia y el dolor que sentimos los que la conocimos. Yo sigo sintiendo que no es real, que es un mal sueño.

Jhoze Ramírez dijo...

Es lamentable lo que sucedió con esta muchacha ��.
Pero cuantas vidas se han apagado por culpa de personas detras de un volante, de una arma, de un mal pensamiento, debuna mal acción..
Tantas cosas.
El niño de Limón.
El muchacho de Caldera que mató el camión.
Gerardo Cruz
Saray.
Entre otros que a diario pasan por los medios de comunicación.
Quiza porque uno conoce a las victimas es mas impactante pero todos los casos deberian impactarnos como sociedad y revelarnos contra aquello que nos perjudica.
Volver a los valores de la cultura:
Respeto
Tolerancia
Justicia
Paz. Entre otros que se han perdido con el transcurso de los años.
No solo por conocer q la víctima deberiamos sentirnos triste sino por el resto de la población. Porque lamentablemente en unos días todo quedará en el olvido.

Unknown dijo...

Hermosas palabras. Como madre de una de las companeras compañeras de tesis de Saray quien minutos antes estuvieron juntas esta noticia simplemente me dejo devastada y aterrada. No la conoci personalmente sólo a traves de mi hija quien comentaba su disposición siempre sin reparos a venir desde limón a reunirse y trabajar, asi mismo su espiritualidad. Creo que su dulzura marco la vida de muchos y su fe es la que le da paz a sus amigos y familiares. Mi abrazo fraterno a familiares y amigos. Pido a Dios todos los días por que le de fortaleza a sus padres y hermanos.

Unknown dijo...

Hermosas palabras. Como madre de una de las companeras compañeras de tesis de Saray quien minutos antes estuvieron juntas esta noticia simplemente me dejo devastada y aterrada. No la conoci personalmente sólo a traves de mi hija quien comentaba su disposición siempre sin reparos a venir desde limón a reunirse y trabajar, asi mismo su espiritualidad. Creo que su dulzura marco la vida de muchos y su fe es la que le da paz a sus amigos y familiares. Mi abrazo fraterno a familiares y amigos. Pido a Dios todos los días por que le de fortaleza a sus padres y hermanos.

Unknown dijo...

Que lindas palabras, un hecho que nos ha impactado y dolido mucho a todos en la universidad, sin duda ella, sin conocerla, nos enseñó mucho!!!

Karla dijo...

Buenas, yo no conocí a Saray, pero me uno al dolor de la familia.
Este 02 de noviembre mi prima Marisol cumple 3 meses de haber fallecido. Marisol tenía 17 años y era estudiante de la UNA, el domingo 10 de Julio 2016 al ser aproximadamente las 6:30 pm saliendo de la casa un joven en estado de ebriedad se "salió" de la carretera y atropelló a mi prima Marisol, provocándole múltiples traumas y el más grave en el cerebro; estuvo 24 días en cuidados intensivos, nunca despertó tras luchar por seguir viviendo,y el 02 de agosto falleció al ser las 05:00 pm.
El 02 de agosto familiares, amigos, conocidos y muchas personas fueron a la virgen de los Ángeles para que hiciera un milagro y sanara a mi prima, pero ella falleció ese día.
Él joven que la atropelló sigue libre, manejando y feliz. Mientras mi familia sigue sufriendo la partida de mi prima, una joven que el dia de su novenario hubiese estado cumpliendo los 18 años, porque el 13 de agosto 1998 nació. Un año antes, cuando realizó el examen de redacción para bachillerato, ella lo hizo sobre los accidentes de tránsito, donde expresaba la incomprensión de que un ser humano por irresponsable le quitara la vida a otro.
Hay personas que nos dicen pobrecito el muchacho que atropelló a Marisol, seguro del susto se dio a la fuga; pero yo, no acepto eso, porque para mi desde que el decidió salir a tomar y sabía que iba a conducir, desde ahí ya estaba dispuesto a matar, aun en el bar pudo haber pensado bien las cosas y no manejar bajo los efectos del licor, pero no, él decidió tomar el volante y atropelló a una persona que no tomaba, que se dedicaba a estudiar, ir a la iglesia y adorar a su madre.
El joven que atropelló a mi prima se dio a la fuga,pero vecinos lo siguieron y avisaron a las autoridades.
Cuando dan la noticia que Saray fallece por irresponsabilidad de un conductor, pienso, cuántas personas más como mi prima Marisol y como Saray tienen que morir para que tomemos consciencia, porque eran jóvenes dedicadas al estudio, familia y a la iglesia, con ganas de vivir y que eran parte del corazón de muchas personas.

Unknown dijo...

Hermoso mensaje, en lo personal no conocí a Saray, ni he sido estudiante de la UCR, pero definitivamente la muerte de Saray debe enseñarnos mucho, claro que el dolor de sus seres queridos nadie podrá aliviarlo, sólo su Fe en Dios.
KAREN D.
Hoy precisamente cuando me dirigía al trabajo en mi carro, puedo asegurar que en cada uno de los semáforos que me topé recordaba la historia de Saray y lo diferente que sería hoy todo para los familiares de Saray si los costarricenses tuviéramos una mejor educación vial, en Honor a Saray deberíamos hacer una campaña para respectar los semáforos y manejar responsablemente, no ser tan egoístas.