jueves, 17 de noviembre de 2011

Un regreso "(im)previsto"


Lo más divertido es que en mi post anterior casi que me despedía de Costa Rica... y ahora le digo “au revoir!” Francia. Dans cette vie il n'y a rien de définitif !

Otra vez me encuentro en un tren... otra vez (quizá la última en un buen rato) escribiendo un post para explicarme. Se me hace raro escribir estas líneas sabiendo que hace poco menos de tres meses estaba feliz de la vida porque me habían aceptado en el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL) de La Sorbonne Nouvelle – Paris 3.

Edificio de mi brete...
¿A quién se le puede ocurrir dejar la oportunidad de vivir en Francia, con un pseudo salario (al menos hasta junio) en una excelente radio y en una universidad reconocida al rededor del mundo? Más aún: ¿quién piensa en dejar ir un sueño cuando todo está relativamente bien y las condiciones al menos por ahora son buenas? Pues a mí, al mismo que hace tres años se le ocurrió la locura de dejar Costa Rica para venir a probar suerte a tierras francesas para cumplir un anhelo de toda la vida.

No ha sido una decisión fácil. Ustedes no se imaginan cuántas mañanas me levanté debatiéndome a mí mismo sobre qué convenía más. De hecho, hoy por hoy y para ser muy honesto, tampoco es que esté 100% seguro que volver sea la mejor opción... Medí cada punto, le saqué los pro y los contra y finalmente llegó la hora de tomar una decisión. Se la ofrecí muchísimo a Dios, se la puse en sus manos y le dije que si tomaba un camino que no estuviera acorde con Su voluntad sería completamente Su culpa por no impedirlo... así que confiando en Él espero que esto sea lo que Él quiere y no lo que yo quise...

Muy honestamente sigo con la interrogante de a qué vine a Europa. Está claro que personal y profesionalmente es una experiencia única, que me ayudó a crecer un montón como persona. El conjunto de tragedias, vacilones, congojas, sorpresas y emociones no me las quitará nadie. Tampoco el valerme por mí mismo, desde pagar impuestos, resolver asuntos sanitarios, matar pulgas (¡literalmente!) y enfrentar a mi amiga la soledad. Ya no soy el mismo y eso lo tengo clarísimo. Me asusta un poco el luchar contra la realidad que dejé, el quitarle la pausa a la película que estaba viendo, luego de finalizar esta. Me “da cosa” porque ya no la voy a ver de la misma manera. En mi casa posiblemente no me voy a sentir igual que antes, con mis amigos (los realmente pocos que sigo considerando amigos, porque la mayoría simplemente desapareció con mi partida) probablemente habrá diferencias al analizar las cosas. Esto significará un antes y un después ineludible... y bueno, ni qué decir de Costa Rica como país... si antes estaba descontento y no conocía la mentalidad de un país desarrollado, ahora peor. La adaptación y la aceptación a mi “nueva vida” será sin duda lo más duro de todo este asunto.

Ahora, LA pregunta: ¿por qué o para qué me devuelvo? Después de mucho analizarlo, como contaba arriba, tengo varias razones de peso que les expongo a continuación.
  1. “El amor es insustiuible”.
Esta fue la frase que marcó mi punto de quiebre. Fue con ella que me dí cuenta que no podía seguir sin dar ni recibir amor. Me vale un carajo que le suene cursi a quien sea. Es la pura y llana realidad. Parafraseando a mi Tocayo el Grande: “Si no tengo amor, nada soy”. Es lo mismo. Nada tan triste y gris como una vida sin tener alguien a quién amar. Y las grandes culpables de que yo descubriera esto fueron mi hermana y mi tía. En su visita a París, a finales de agosto de este año, me volví a sentir amado por mi familia, un sentimiento que ya se me hacía lejano, no porque ellos no me quisieran, sino porque hace falta ese contacto físico. El chinear a mi hermana, después de tanto tiempo de no hacerlo ni sentirlo, fue como si alguien le diera un mazazo a mi corazón endurecido por las circunstancias y por la soledad. Se rompió totalmente. De pronto me dí cuenta de lo mucho que significa mi familia para mí, de la exagerada falta que me hacía y de lo básicos que son ellos para mí. Ese factor, más mis verdaderos y buenos amigos, que siempre estuvieron ahí apoyándome, que nunca me dejaron de lado a pesar del tiempo y la distancia, continuaron la faena (ni hace falta nombrarlos, ellos saben quiénes son). Y finalmente, otra pequeña razón que me reservo, pero que tal vez cuente algún día, terminó de hacer que el árbol de mi orgullo, que parecía firme, se derrumbara.

Iglesia de La Agonía, el único edificio que sí me abraza!
Como me dijo el amigo de una amiga tica parisina “los edificios no te abrazan”. Y por más “glamuroso” que sea vivir en París (como diría un ministro por ahí), por más Torre Eiffel iluminada, ella no te dice “bon soir”, ni los Champs Elysées adornados para Navidad, ni la pirámide del Louvre en noche de verano, ni los jardines de Versalles o de los Inválidos, ni la grandiosidad de Notre Dame o majestuosidad de la Basílica de Saint-Denis, lo cierto es que nada de eso compensa el calor de la hoguera que dio a luz la palabra “hogar”. Nada nuevo este descubrimiento. Lo viví en mi propia piel desde el primer “mercado de Navidad” en Estrasburgo, en diciembre del 2009. Todo muy bonito, muy festivo, pero sin familia, sin nadie con quién compartirlo, termina siendo vacío y hasta banal. Dios me permitió sentir la ausencia de mis seres queridos para valorarlos aún más. Ahora amo mejor, eso no me queda duda, los valoro más que antes y sabré darme mejor a ellos de lo que antes lo hacía. Y creo que comienzo a descubrir que si Dios me trajo a Francia solo para eso, pues bien habrá valido la pena el billete y el desgaste.
  1. Una situación “franco - crítica”
Se me hace muy claro que, ligado a lo anterior, diferente hubiera sido todo si una francesilla hubiera flechado mi corazón, pero esto nunca estuvo ni siquiera a punto de pasar. La soledad que viví aquí en Francia pasó también por el hecho de no tener nada que me atara. No voy a decir que no hice amigos, por supuesto que sí. Conocí gente MUY VALIOSA a quien ansiaré volver a ver, ya sea de visita en Costa Rica o de regreso en este país. Personas que me ayudaron, que confortaron e hicieron las veces de mi familia. Sin ellos jamás hubiera logrado permanecer aquí los tres años que estuve. Dios nunca me abandonó y utilizó instrumentos en Grenoble, Estrasburgo y París para darme fuerzas y seguir adelante. A ellos les agradezco en el alma... pero por motivos lógicos, jamás logran reemplazar a quienes en Costa Rica dejé.

El "ya no muy querido" Sarko
Todo eso, aunado a que en estos últimos meses compartí apartamento con una chavala no muy simpática y algo sucia, creó en mí una crisis interna que llegó al desaliento. Pero no solo eso, hay que sumar el hecho de que, si bien en Radio Francia Internacional me sentía muy bien y es para mí casi una familia, la situación laboral no está para nada segura. Mi misma jefa dijo “Pablo, si tienes una oportunidad clara en Costa Rica, mejor vete antes de que sea tarde”. Para los que hemos estado por este lado del Atlántico estos últimos meses no es sorpresa: la crisis está acabando poco a poco con la Europa que conocemos. Las medidas económicas de rigurosidad en el gasto están afectando el sistema solidario, la posibilidad de encontrar un empleo y por supuesto, el asegurarse un futuro promisorio. En la radio había seguridad de seguir colaborando hasta junio... después ni idea. En Francia ya el gobierno de Sarkozy anunciaba hace una semana la aplicación de estrategias de recorte presupuestario para evitar entrar dentro del poco honroso club de los países de la deuda y en Europa bueno... ya ustedes vieron de hasta adónde es capaz de llegar la amenaza de una recesión: dos primeros ministros fuera, de los cuales uno, Berlusconi, no había dimitido ni por escándalos pedofílicos ni por corrupción estatal.


En resumen, esto hizo que mi futuro a nivel profesional se vea más claro en Costa Rica que en Francia o en cualquier país de Europa. El que se vea más claro no quiere decir que sea mejor, eso es obvio. Pero también ya me cansé de la aventura, de jugar de mochilero de vida con mis casi 29 años. Ya es hora de poner la bola en el zacate y analizar bien el próximo pase a profundidad que haré... y por eso me devuelvo.
  1. La universidad... ¡no más!

El desgaste que me provocaron los horarios de trabajo y de universidad fue enorme. Rápidamente me dí cuenta que si no paraba, simplemente me iba a dar un derrame o algo por el estilo. Salir de la Maison de la Radio (la sede de RFI) a las 2 ó 2:30am, llegar al apartamento a las 3, bañarme y acostarme a las 3:30 y dormirme a las 4am para levantarme a las 6:45am y estar en la U a las 8am resultó no ser muy atractivo. Y no es que no me estuviera gustando lo que hacía en la universidad, ¡al contrario! Es súper interesante. Pero el problema es que después de prácticamente diez años de estar metido en aulas y hacer exámenes y exposiciones... eso termina siendo algo bastante monótono, a lo cual hay que agregarle la imposición francesa de su estructura mental para explicar un conocimiento (mejor conocido como plan detaillé, que quienes han tenido algún contacto con esta cultura conocerán), algo así como partir un tema en tres partes que a su vez es subdividida en otras tres partes. En resumen, todo un teorema que a mis casi tres décadas ya se me hace pesado de integrar. La universidad fue promisoria, sí, pero no lo suficientemente atractiva como para amarla y darme por completo a ella. Hice algunas lecturas mal hechas, un par de exposiciones y listo. Para terminarla de hacer, profesores que pasaban lista, tomaban nota de las llegadas tardías y peor aún, de las participaciones en clase... no, yo ya no estoy para esas vainas.

Lo que me hará falta


Algo de lo que estoy muy seguro es que, así como tuve “mal de familia”, “mal de Alajuela” y en ciertos momentos “mal de patria”, a mi regreso también tendré “mal de Francia”. Hay cosas que definitivamente voy a extrañar, empezando por el hecho de caminar solitario en las madrugadas, con la completa seguridad de que nada malo va a pasarme. La tranquilidad de no ser asaltado en Francia es una razón que pesó mucho en los puntos “para querer quedarme” y “para no querer volver”. Me hará mucha falta sacar mi computadora o celular en cualquier parte para trabajar, revisar correo o estudiar. Y estoy seguro, me dará cólera el no poder disfrutar del derecho de usar mis cosas, que con mi dinero ganado con mucho esfuerzo compré, solo por el temor de que a alguien más le gusten y se las quiera dejar o vender para conseguir droga.




Otra cosa que sin duda echaré de menos es el metro o los tranvías... los trenes en general. De adelanto se que tendré que comprarme un carrito no dentro de mucho tiempo, porque si no en Costa Rica será imposible moverme con tranquilidad y agilidad. En París u otras ciudades grandes francesas tener carro es un lujo para la gente que le gusta salir a lugares alejados; aquí perfectamente uno podría pasar la vida sin manejar, porque el transporte público es muy eficiente. Sinceramente, ¡qué pereza volver a pasar las presas de La Platina! (así, con mayúsculas, porque casi que es un personaje y una parodia de la realidad nacional). ¡Qué aburrido tener que “chuparme” el tráfico de San José, los pitos de gente que cree que su bocina va a resolver un embotellamiento! La basura en las calles por todo lado, la gente que no camina y más bien estorba en las aceras, el humo de los carros que hacen chorizos evidentes con Riteve... en fin, esas cosillas que tenemos y que nos hacen subdesarrollados todos los días.


De lo que sí me ha hecho falta: naturaleza y playa.
Y por último, pero no menos importante: ¡qué pereza enfrentarme con un país que no solo no avanza, sino que más bien retrocede! Más desigualdad, más pobres y pobreza, un gobierno perdido en un atolladero de lo que yo llamaría casi “un pleito de mafias”, una oposición que ni sabe para dónde va, alianzas quebradizas armadas al calor de una coyuntura política y un señor vicepresidente que ha hecho todo el “lobby” posible para que Costa Rica no admita a Palestina como Estado (siendo nosotros los primeros que lo hicimos y de lo poco que reconozco bien del Capitán anterior que decidió hundir el barco para quedar él en la punta, como el Titanic, aunque todo el resto se fuera al mar). ¡Qué pereza leer o ver los mismos medios de comunicación que me hacen avergonzarme de mi profesión, periódicos y noticiarios mercaderes de la noticia, que hacen con ella cualquier cosa menos ponerla al servicio de la ciudadanía, que se venden al mejor postor con tal de incrementar su pauta publicitaria! De hecho espero hacer periodismo de una forma decente, y si no puedo, prefiero mantener mi dignidad intacta y dedicarme a dar clases de francés o a vender copos en el Parque de los Mangos. Estoy harto del servilismo que hay que hacerle a algunas empresas de la comunicación, que consideran a sus periodistas como trabajadores de maquila: con una gran carga laboral y encima, mal pagados. Y el Colegio de Periodistas: si te vi, ni me acuerdo. Por eso no volví a pagar una sola cuota y ya de fijo estoy más que moroso y en la lista negra. De por sí, para lo que sirve, mejor me sigo quedando afuera...




Prometo volver y no perder mi libertad de expresión, algo que conseguí en Francia y que no volveré a dejar ir jamás. No voy a luchar por Costa Rica, porque ese país ha demostrado en repetidas ocasiones que no quiere que nadie luche por él, que es feliz hundiéndose (el campeón mundial en esa disciplina). Voy por mi alegría y la de los que me rodean, a sabiendas de que será imposible tener una satisfacción decente con el atraso que tenemos en tantos campos, pero principalmente, en nuestra actitud mediocre, individualista y “chiquitica”.


Tres inviernos, tres primaveras, tres veranos y tres otoños franceses después, me vuelvo a lo que dejé. Todo será diferente, porque todo habrá cambiado. Yo también. Pero sigo confiando en Dios, que hace posible lo que para uno es imposible o muy difícil. Él me saco de allá, Él me trajo acá y Él sabrá qué hacer conmigo a mi vuelta. Vuelvo master, vuelvo más experimentado, vuelvo más maduro... pero sobre todo, vuelvo más humano y es lo que más me alegra. Este fue posiblemente mi último post en Francia. ¡Mi gente: allá voy!  

15 comentarios:

Chispa dijo...

Mirá Pablex! La verdad pienso que has sido muy valiente: allá solillo y con tantos obstáculos y pruebas qué superar y sin tener un amigo verdadero o la familia al lado.. no me lo puedo imaginar! Creo que tenés toda la razón: una persona no puede vivir sin amor, estamos hechos de amor porque así Dios nos creó y uno puede conocer gente y hacer amigos pero al fin y al cabo la familia es la que nunca te va a abandonar, la que siempre va a estar ahí. Así que pienso que hacés bien, ya sacaste todo lo bueno y enriquecedor que pudiste de Francia; aprovechaste cada oportunidad y cada reto para mejorar, así que seguí pa'lante con tu decisión, regresa a Tiquicia, que aunque pequeña, tercermundista, conformista, entre otros, es nuestro hogar y algo bueno debe tener, solo hay que buscar. Bendiciones!!!

yo, mando dijo...

Pues felicidades, bienvenido y no le creo nada de lo del desencanto con el país. Habrá que ver si realmente volviendo, viviéndolo y demás sigue inactiva la necedad de arreglar el mundo que te caracteriza, jejeje.

De todas formas, pues todo bien que tengás tus razones para volver y que además sean tan valiosas. La mejor de las suertes y pues que no paren las emociones y aventuras de pablex.

Dicho sea de paso... Acá los edificios tampoco abrazan, pero según he escuchado, es más fácil recibir una sonrisa de un extraño que en otras partes ;). ¡Salud!

Anónimo dijo...

Pues ánimo Pablo por aquí lo esperamos, confíe ya sabe en quien

Caro dijo...

Amigo mío... que te puedo decir...
Ya deseara yo tener la valentía que tenés vos para haber seguido de esta manera un sueño hasta verlo materializado. Bien sabés que no me he destacado por valiente.
Imagino (como he escuchado a toda la gente que ha estado al otro lado del mundo) que te vas a sentir un poco encerrado en este pedacito de tierra, pero no es nada que no podás sobrellevar, ya habías vivido acá muchos años y bien que somos animales de costumbres.
Yo logro verle el lado amable, así como vos. Yo no me fui a otro país ni nada por el estilo, pero bien conocés que viví un período de aprender grandes lecciones de vida a punta de estupidez humana. Vos has tenido la suerte de tener ese tiempo de aprender sin la parte de dolor del feo. Estas situaciones extremas lo hacen más "gente" a uno, más humano como bien lo dijiste.
Yo acá te espero con lo brazos abiertos, para irnos por un cafecito de vez en cuando y hablar paja un buen rato. Nos van a sobrar historias que compartir, nada más no me agarrés del "pescuezo" cuando me veas aunque se que tenés todas las ganas. (y motivos)
Y, bueno, si hay algo en lo que estoy de acuerdo con vos es que Dios sabe lo que hace. Uno por lo general no entiende nada de lo que él hace, al menos no al momento que lo hace, pero tiempo después cobra sentido y a veces tiene mucho más sentido de lo que esperabamos. A veces, estas cosas son las que terminan dandole sentido a la vida de un simple mortal como nosotros. Así que adelante, que si EL te respalda tené por seguro que todo se va a acomodar de la mejor manera.
Entonces quedamos en eso, voy a estar esperando aquí en este lado del charco que volvás para irnos por el cafecito. De acuerdo? :)

Beto dijo...

Estimado Pablex, primero que nada felicidades por tomar una decisión tan importante, nada más difícil en esta vida que tomar decisiones importantes. No hay duda que si una gala te hubiera enganchado por allá la historia sería otra, pero diay... si no se dió, no se dió. Yo también he experimentado lo que se siente estar en otras tierras más prósperas rodeado de miles de personas y, aún así, sentirse completamente solo. No es una sensación placentera.

Bien hacés en no hacerte ilusiones al regresar acá tampoco. Ahora es demasiado fácil enterarse desde cualquier parte del mundo que el país está más empeñado en llegar al fondo del abismo que a la cima de la prosperidad. Pero acá es donde tenemos nuestras familias, y a veces eso es lo único que importa, más que cualquier otra cosa. Así las cosas, bienvenido de vuelta, que la vida sigue y no sabe uno qué es lo próximo que nos espera.

Naty dijo...

Pues me hubiera gustado que te quedaras unos mesecitos más para ir a visitarte, pero bueno... :)

Me gusta lo que leo, me alegra que volvás siendo más humano y me alegra que hayás aprendido tanto, sobre todo de las cosas que realmente importan en la vida.

Por aquí te esperamos! Un abrazo grande!! La Macha :)

Unknown dijo...

Chispa: ese "mirá Pablex" me parece estarl escuchando! Me alegra montones que vos hayás inaugurado estos comentarios. Efectivamente, la familia es toda y el amor que de ella viene mucho más. Eso fue lo que al final inclinó la balanza. Gracias por venir por acá!

Pura vida mando... lo del desencanto por el país es algo que difícilmente me quitaré... estoy realmente harto de ver lo que allá pasa y que el pueblo no despierte. No me voy a joder yo por que otros vivan. Y sí, es mucho mucho más fácil recibir un saludo en CR que en Francia, eso es seguro.

Al Anónimo también le agradezco... pero me hubiera gustado saber quién es!

Y Caro... un enorme gracias por estar ahí, por estar pendiente... vos sabés que formás parte de la gente cercana que estuvo siempre más cercana... Un besote y espero tener y que tengás paciencia para todo lo que hay que hablar.

Beto, gracias por remarcar esa dicotomía... en realidad ya veremos en el lugar cómo voy a manejar eso... hasta tanto no llegar no tengo idea

Y Macha... bueno ya te dije vía interna lo que ocupaba decirte. Pura vida

Raque =) dijo...

Te venís! Increíble que ya hayás tomado la decisión. Todo mi apoyo Pablito, espero que ese regreso sea lleno de éxitos y cosas positivas para vos. Porque así como luchaste por estar en Francia y obtener tantas cosas grandes allá, estoy segura que será lo mismo por estos rumbos! Discrepo con lo que decís de las personas que roban (cuando hablás de la inseguridad del país); por lo demás, excelente post que resume el por qué te venís a CR. Finalmente, podremos conocernos =)

Rafael dijo...

Qué difícil tomar este tipo de decisiones. Creo que te entiendo bastante bien.

La soledad puede ser muy triste. Yo por dicha he vivido mi aventura fuera de Costa Rica con mi esposa todo el tiempo, así que nunca me ha atacado la soledad y, sin exagerar, nunca he considerado seriamente la posibilidad de volver. Mi familia es Ivannia primeramente y aquí entre los dos nos damos el calor de hogar básico que necesitamos.

Pero uno definitivamente tiene que poder sentirse en casa en general. Antes de venir a Canadá, tras casi 2 años de vivir en EEUU y practicamente a la edad que vos tenés ahora, Ivannia y yo no nos sentíamos a gusto. Estábamos juntos como pareja pero el ambiente a nuestro alrededor no era positivo. Decidimos entonces, sin realmente mucha información, venirnos para Canadá. Cuando llegamos a aquí todo cambió. Encontramos una sociedad no sin problemas pero en general muy sana, y una gente y unas instituciones en su mayor parte acogedoras. Esto es difícil de entender para los nacionalistas, pero la verdad es que ahora Canadá es también nuestro país, al igual que Costa Rica lo sigue siendo (si no no metería a twitter). Canadá es nuestra casa. Igual ya le empezamos a ver sus rincones oscuros y sucios, pero es nuestra casa.

Es obvio que para vos Costa Rica es tu casa y tu hogar está allá. Creo que estás tomando la decisión correcta.

Suerte con todo.

Rafael.

HCV dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hazel dijo...

Hola Pablo, sorprendida e identificada con el post.
Solo puedo decirte que el país espera con brazos abiertos gente como vos y gente como yo.
Creo que es menos difícil irse que volver, pero estas aventuras te hacen un persona más alerta, más sensible, con más amplitud en todos los sentidos y como me dijo una amiga muy querida: "vení que aquí hay mucho que hacer"...
Un abrazo y feliz regreso a casa.

Hazel
- mejor si me identifico :D -

gustavo morales dijo...

pablex, descubriste lo que muchos descubrimos al estar en un país "desarrollado"... una difícilmente explicable falta de calor humano, en la esquina, en la calle, en el sonreírle a alguien y que no te sonrían de vuelta. ¿Qué hacemos sin ese calor, broder? Somos bichos del trópico, necesitamos abrazos. Bienvenido a casa.

Unknown dijo...

Hola Pablex,
Admito que leí el post dos veces. Solo quiero darle un punto de vista, tal vez algo distinto a lo que la mayoría aquí ha escrito. Estoy seguro que usted ya pensó en todo lo que voy a escribir. Sin embargo nunca está de más que alguien lo vuelva a repetir.

Cuando me vine para Holanda dejé muchas cosas atrás. La familia, los amigos, un buen trabajo y hasta una novia. Lo dejé todo por un sueño. Mi propia madre me dijo lo siguiente.
"Sea lo que sea o pase lo que pase no se devuelva hasta que termine lo que fue a hacer. Si puede quedarse con otros proyectos mejor. Aquí en Costa Rica lo vamos a estar esperando o bien alguno de nosotros lo irá a ver en un futuro no muy lejano. Debe sacarle el mayor provecho a ese país que está muy avanzado. Debe ganar aún más experiencia y luego traerla de vuelta cuando sea el momento. Ese momento será en un año, tres o diez, pero no antes de tiempo".

La verdad en la vida uno pasa por momentos muy difíciles y claro, cuando uno está solo, se hacen aún más insoportables. Qué hacer con eso? Pues rodearse de amigos. Que no encontré amigos, pues se sigue buscando. Sobretodo aquellos que también están lejos y sufren al igual que uno la nostalgia y el mal de patria. La familia es la familia y se puede extrañar mucho pero el cordón umbilical se cortó el mismo día que nació. El lazo familiar con hermanos, tios y tatas no reconocen un océano de distancia. Simplemente está ahi.

Nunca será un pan comido el hecho de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Menos con dos horas de sueño entre una y otra actividad. Pero para esto hay soluciones. Que ya estoy viejo para que me pongan una tardía? La verdad eso es un precio muy pequeño que tiene que pagar el ego ganado por la edad no así el conocimiento. La satisfacción viene luego cuando le den el título. Título nada despreciable en la oficina de reclutamiento de una buena empresa.
Que aún así sigo pensando que estoy muy viejo para esto? Pues que le diría el indio Bholaram Das que con 101 años la está pulseando para sacar su doctorado.

En fin, parece que usted ya tomó la decisión y al final la vida consiste en tomar decisiones y no arrepentirse de ellas.

Le deseo muchos éxitos Pablex.

diekus dijo...

Pablo!?! Ahor si me hizo entrar en crisis eurotwica rajada... no solo porque muchas de esas cosas me las he planteado.. más estos días que sé que me toca enfrentarme a una navidad bastante sola y a un año nuevo peor. Fue hace un año practicamente que nos conocimos en París, y dándome cuenta ahora que jala me doy cuenta que soy uno de los -pocos- que quedan, y si estaré en las mismas... porque todos los que estamos acá hemos pensado en lo mismo. Sea como sea, le deseo lo mejor, me alegra de corazón saber que alguien como ud vuelve al país, y pues, acá en Barcelona tiene chante indiscutible, y en lo que le pueda ayudar, estoy a sus órdenes. Grande Pablex, GRANDE!

Jose dijo...

Pablo,
éxitos con ese viaje de vuelta. La verdad parece que es una decisión muy meditada y para nada surgida de un momento a otro.

Desearle mucha suerte en los proyectos que vengan y decirle que diay, a pesar de su visión negativa del país, algo lo jaló hacia acá y eso es más que suficiente para pulsearla. ¡Saludos!