domingo, 25 de octubre de 2015

¡Estoy harto!

Y creo que en mayor o menor medida todos lo estamos. El país ya no da más y aunque uno quiera “hacerse el ruso”, la verdad es que tanto va el cántaro al agua que termina reventándose por todos lados. Las cosas aquí NO pueden seguir así. Tenemos como pueblo que detener el rumbo que llevamos, en el que cada quien lleva las aguas a sus molinos y el común se queda en sequía. 

Fuente: Wikipedia.org
Me había resistido a tocar el tema porque he estado desanimado ante las promesas de cambio que no terminaron de despegar con este gobierno que, pensé, sería eficaz en acelerar el proceso de recuperación del Estado. La verdad no lo ha logrado y tampoco se ve que se hayan hecho ingentes mejoras en temas básicos como seguridad, empleo, educación y salud. A don Luis Guillermo le ha hecho falta escuchar gente más allá de sus colaboradores cercanos pero menos allá de ciertos expresidentes de muy ingrata memoria, quienes provocaron la debacle actual de Costa Rica.

Lo dije (y no solo yo) un par de veces cuando el actual presidente quedó electo: Luis Guillermo no tiene derecho a hacer un mal gobierno. Cuenta con el apoyo de 1,3 millones de personas que confiamos en él, lo llevamos ahí para ver una forma diferente de hacer las cosas… y aunque sin los sonados casos de corrupción y mala administración de recursos públicos a los que nos tuvo acostumbrados el PLN entre el 2006 y el 2014, la pura verdad es que la esclerosis de la que padece el país para ejecutar decisiones (desde el Ejecutivo… la palabra lo dice) es insoportable.

Pero evidentemente la culpa completa (y ni siquiera la mayoritaria) no es del presidente y su equipo. Es solo la punta del iceberg de una serie de actores políticos y sociales que tienen a este país secuestrado y en vías de aumentar su desigualdad, individualidad y vulnerabilidad. Las nuevas generaciones sueñan ya no con un futuro promisorio como sociedad, sino con “salvarse quien pueda”, tener un negocio y salir avante con sus familias, a pesar de que esto no beneficie a la colectividad.

Fuente: wikipedia.org
Empecemos por la Asamblea Legislativa. El triunfo de lo que parece ser un partido de centroizquierda terminó por unir a la derecha, como bien lo dijo el exdirector del Estado de la Nación, Miguel Gutiérrez Saxe, en los Foros Institucionales que ha estado organizando la Universidad de Costa Rica en este mes. Eso ha provocado que la función de legislar, de uno y otro lado e incluso a lo interno del PAC, quede de lado. Aquí lo que ha prevalecido es el interés político de evitar que el PAC y sus aliados del FA se prolonguen en el poder y conseguir que la vieja política se restablezca en los puestos de control y determinación.

Es triste ver cómo diputados (y exdiputados, exministros…) del PLN, ML y protestantes se preocupan más por impedir al Ejecutivo cualquier avance en sus propuestas traídas de campaña que por ofrecer ideas que mejoren la situación fiscal y social de la nación, todo con el fin de hacer ver al gobierno como una “mala administración” para tener sus réditos el domingo 4 febrero del 2018. Y es así como la política electorera nuestro país se convierte en una máquina de recaudar votos, muy por encima del interés común, cuando aún falta mucho todavía para el inicio de la campaña próxima.

Fuente: entornointeligente.com
La ideología pasó de moda. En la mayoría de los casos, ya lo que realmente interesa no es si se es neoliberal, socialdemócrata, bolivariano o socialcristiano, cuyo fin sea la búsqueda de una Costa Rica más próspera y equitativa. Menos si lo que se busca es beneficiar solo a un grupo específico de la sociedad, ya sea religioso o de otras características. Aquí lo que realmente importa es el interés de quienes invierten en los partidos, de forma que la suma de dinero aportada se retribuya, mediante proyectos de ley o gestiones que se transforman en réditos de poder y riqueza, o bien de prestigio para un nombre que se quiere convertir en falso caudillo. De nuevo, las políticas públicas son lo de menos. Con el agravante de que la credibilidad en los partidos políticos va en depresión, y cómo no, con partidos políticos con condenas como el más reciente caso del Movimiento Libertario, que montó una mampara en campaña para cobrar dineros públicos. Bonita manera de ayudar con las finanzas públicas.

Ante este panorama meramente estatal, tenemos otros “jugadores adicionales”. En el carril derecho de la cancha se encuentran los grandes empresarios, aquellos que quieren un estado pequeño, para que no los esté jodiendo y controlando mucho. Ellos buscan acumular riquezas con grandes ventas a lo interno y externo del país, exportando a mercados que interesan (o deteniendo la entrada de productos extranjeros cuando no conviene). Es la gente que, si de ellos dependiera, los salarios mínimos serían todavía más mínimos para bajar costos de producción y tener mayores ganancias, así como pauperizar las condiciones laborales de sus empleados.

Dentro de este conglomerado tenemos a los medios de comunicación (muchos, la mayoría), los cuales sirven también a esos intereses porque, al final de cuentas, sus grandes ganancias provienen de la publicidad que estos grupos generan, por lo cual necesitan que el empresariado marche bien. Eso no estaría del todo mal si no fuera porque se olvidan del beneficio de la colectividad, a pesar de jugar de “paladines” de la justicia y de la “voz de la ciudadanía”. Muy grandes les quedan esos títulos cuando muchos de ellos tienen serias deudas con el fisco o son reacios a declarar impuestos como corresponde y ni hablar de la parcialidad en la agenda propia y el interés editorial, que en buena medida oculta información que es valiosa para que el costarricense “de a pie” se forje su propio criterio… todo eso sin mencionar también que algunos de ellos explotan a su personal, haciéndolos laborar hasta 12 horas diarias por un salario mínimo que en nada valora su esfuerzo. Lo peor de todo es que hay colegas periodistas felices de defender la injusticia proveniente de esta clase de demagogos que, un día sí y el siguiente también, quieren todo el queque para ellos y ni una tajada para el resto.

Fuente: socialismo-o-barbarie.org
Ahora bien, en el carril izquierdo tampoco hay perdón que quepa. Los sindicatos, que más bien podría llamárseles “cinicatos” (por cínicos) son la misma cosa pero al otro lado del espectro. Si por ellos fuera la función pública no debería tener ningún control, los empleados estatales deberían estar llenos de privilegios y lujos, las convenciones colectivas justificarían cualquier esfuerzo económico del Estado por sostenerlas, aunque eso signifique la quiebra del país… “porque así lo defiende la ley”. Es la gente que vive en el mundo de los ositos cariñosos, donde todo son risas, colores y no se puede permitir la más mínima dosis de realidad que venga a desequilibrar el estado idílico de bienestar personal. Esos tampoco piensan en el pueblo. Son gente agresiva, capaz de paralizar el país si sus caprichos no se cumplen, con huelgas, bloqueos o tortuguismos. Es la gente que ha denigrado las luchas sociales hasta el punto de robarle toda legitimidad a las que podrían estar justificadas. Es la gente que ha estropeado el legado de grandes pensadores como Manuel Mora o el propio José Merino. Vagabundos de escritorio y café que “les vale” lo que pasa fuera de su círculo, porque son incapaces de mover un dedo cuando realmente el país los requiere.

Estamos hartos de todos ellos. Hartos de que se apropien de nuestro presente y futuro. Hartos de la falta de conciencia social que solo empuja a la colectividad a una inercia que huele más a muerte que a avance. El pueblo quiere sentir que Costa Rica camina, pero que camina para delante, que podemos soñar con infraestructura de primer mundo, un transporte público que en lugar de ralentizar los viajes más bien los haga más rápidos y eficientes, de puertos y aeropuertos que permitan mayor ingreso y egreso de personas y productos, de calles que no den vergüenza mostrar al turista que nos visita por la cantidad exorbitante de huecos (desdichadamente, son las menos) y de la platina de cierto puente que llega a su sexto año sin que se vea un arreglo pronto… y más bien, el costo de su reparación total sube, premiando la mediocridad de quienes han tenido la solución a su alcance.

Fuente: entornointeligente.com
Costa Rica no puede darse el lujo de perder la lucha contra el narcotráfico y de ver que en nuestras calles las pandillas se matan entre sí como si esto fuera el salvaje oeste. Tampoco de que la desigualdad lleve a un aumento de la delincuencia y la criminalidad, todo en búsqueda de satisfacer su propia necesidad a costa del resto que sí se esfuerza en tener una vida digna. Este país no puede renunciar al sueño de que su población esté cubierta por un seguro social que brinde un servicio con calidad y eficiencia, sin tener que esperar al 2022 por una cirugía. Tampoco podemos acostumbrarnos a que la mitad de nuestra juventud no obtenga su bachillerato y abandone el colegio, condenándola a trabajos mal pagados y una vida sin progreso. Además, no es opción que nuestros agricultores, esos que aseguran nuestro alimento, queden desprotegidos, al igual que los micro, pequeños y medianos empresarios que “la pulsean” para sacar adelante el negocio que les da de comer a ellos y a sus familias. Y así podría seguir enumerando muchas otras apuestas que no podemos perder.

Fuente: tuqueopinas.com
Gente, el país se nos va de las manos. Y si lo dejamos a la conciencia de políticos, empresarios y sindicatos podemos irnos despidiendo del sueño de progreso que tan bien forjaron nuestros abuelos y tan mejor aún hemos desmantelado nosotros. Tenemos que tomar una decisión como organización civil y hacer un llamado a las bases de este pueblo para exigir acción a quienes corresponde tomar decisiones. No sea que algún día, un advenedizo llegue a presentarse como el mesías costarricense (ya lo hubo) y nos encontremos ante un caso de prolongación del poder sin detenimiento, como ya ha ocurrido en otros países de América Latina.

Estamos a tiempo pero hay que actuar ya. Ojalá que el gobierno convocara a un diálogo nacional (donde se podría prescindir de partidos políticos) a representantes de diferentes grupos sociales y que, desde abajo, naciera una propuesta que sea ejecutable.

Hay que hacerlo pronto. Materia gris en este país sobra. Voluntad de algunos pocos, pero que nos tienen maniatados, falta. Esto es para ayer.