sábado, 17 de septiembre de 2011

La llama de mi esperanza sigue flamante

Mucho me costó llegar hasta donde estoy para devolverme tan fácilmente. Con esa premisa juré hacer todo el esfuerzo posible porque mi sueño fuera aún posible. Dios me ayudó, obviamente, solo no puedo.

Hoy estoy feliz pero a la vez nostálgico. Feliz porque tengo dos años más para cumplir mi objetivo de ser periodista en Francia, tener un trabajo fijo aquí y hacer vida en este país. Pero tampoco me engaño: se bien que esto puede significar el definitivo adiós a una vida en Costa Rica y eso por supuesto que me afecta. Si ya estos dos años y 8 meses que tengo de estar fuera me golpean y hacen sentirme extraño ante los nuevos eventos que pasan en mi familia y entre mis amigos, solo imagínense lo que puede pasar tras 4 años y algunos meses... si no es que más.

Se que en estos próximos dos años pueden pasar muchas cosas: desde que encuentre finalmente el ansiado trabajo o incluso que una francesa o europea fleche mi corazón y termine casándome… (Ni está previsto siquiera, pero está dentro de la tómbola de las posibilidades de este soltero de 28 años).

Lo curioso e irónico es que la noticia me llegó la mañana del 15 de setiembre… como si Dios me quisiera decir que llegó la hora de la independencia también para mí (o al menos lo interpreté así). En los últimos días, para ser sincero, tuve la fuerte tentación de dejar esto hasta aquí. La reciente visita de mi hermana y mi tía se me juntó con el estreno de la película “El Regreso” en los cines ticos: su argumento y su crítica la relacioné mucho con lo que me pasa en este momento. Es imposible dejar de amar al país, por más mal que ande y por mucho tiempo que uno esté afuera. La razón es sencilla: ahí está tu sangre, la gente que te vio nacer y crecer, los amigos con los que compartiste tantas alegrías y una que otra lágrima. Las montañas que te protegieron, el mar que te relajó, los volcanes que te sorprendieron… y una historia de la que te sentís orgulloso, una historia, desgraciadamente, ya lejana.


Pero ¿cómo no podría estar contento? Se trata de una maestría en La Sorbonne Nouvelle, también conocida como Paris 3, en el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL, por sus siglas en francés). ¡Seré, si Dios lo tiene a bien, politólogo especializado en Latinoamérica! Las ciencias políticas siempre fueron mi segunda opción después del periodismo. Y el haber estado trabajando este último año en Radio Francia Internacional me ha abierto mis perspectivas sobre la política latinoamericana. La radio, por sí sola, ha sido una escuela donde he podido aprender de primera mano sobre lo que pasa en Argentina, Chile, Perú, España, Ecuador, Venezuela, Colombia, Cuba y México (países de origen de mis compañeros de la radio). Además, el hacer reportajes de la actualidad en toda la región ha sido sin duda un gran aporte.

Así que otra aventura estará apunto de empezar. El próximo reto será encontrar un trabajo que me permita estudiar y vivir al mismo tiempo, pero confío en que si Dios me abrió las puertas hasta donde estoy, como dice Su Palabra, Él será fiel en concluir en mí la obra que un día empezó. Si sigo es con Él y será hasta donde Él quiera. Por ahora, el reto sigue y no me detendré hasta que llegue a mi destino… o hasta que el camino me indique un retorno a casa.